El Nobel de Medicina 2018 ha recaído en los creadores de la inmunoterapia del cáncer, James Allison y Tasuku Honjo. El jurado del galardón considera que este descubrimiento, que aprovecha la capacidad del sistema inmune de atacar las células cancerosas liberando los frenos en las células inmunes, ha supuesto un hito en la lucha contra el cáncer.

En su fallo, la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska de Estocolmo ha indicado que el trabajo de estos científicos ha revolucionado el tratamiento contra el cáncer de pulmón, el melanoma y varios tipos de cáncer en fase metastásica. La idea de que el sistema inmunitario puede usarse para luchar contra el cáncer ya se empezó a barruntar a finales del siglo XIX y principios del XX, pero Allison y Honjo demostraron ese potencial, mostrando un enfoque nuevo en la lucha contra el cáncer, tal como ha señalado el jurado del Nobel. Y es que, al contrario que estrategias anteriores (cirugía, radioterapia, medicación), no está centrado en las células cancerosas, sino que lo hace en el sistema inmunitario.

En la década de 1990, Alisson empezó a estudiar en su laboratorio de la Universidad de California (EE.UU.) la proteína CTLA-4, que funciona como freno de las denominadas células T, claves en el sistema inmunológico. Otros investigadores habían descubierto esa propiedad de la CTLA-4 y aplicado el mecanismo en enfermedades autoinmunes, pero Alisson, tras descubrir un anticuerpo que podía unir a esa proteína e inhibir su función, quiso averiguar si podía liberar el freno de la célula T y provocar que el sistema inmune atacase las células cancerígenas. Con esa técnica pudo curar primero a ratones con cáncer, y en 2010 logró efectos sorprendentes en pacientes con melanoma avanzado.

Paralelamente, Honjo descubrió en la Universidad de Kioto (Japón) la PD-1, otra proteína expresada en la superficie de las células T: años de experimentos mostraron que funcionaba como freno aunque con un mecanismo diferente. Un estudio demostró en 2012 su eficacia en el tratamiento de pacientes con distintos tipos de cáncer, también en casos en los que la enfermedad estaba en fase metastática. Nuevos ensayos clínicos han indicado que la combinación de ambas proteínas en terapias puede ser aún más efectiva, como ocurre con los pacientes de melanoma.