Si el 16 de julio celebrábamos el 50 aniversario del despegue del hombre a la luna, este 20 de julio conmemoraremos medio siglo de su llegada al satélite. Como parte de la fiebre lunar, se siguen difundiendo curiosidades sobre la efeméride, y Noemí G. Gómez acaba de publicar en la Agencia Efe que, aunque el Apolo 11 de la NASA contenía la tecnología más avanzada que en esos momentos era posible construir, y si bien la tecnología de ahora y la de hace 50 años no son comparables, conceptualmente no hay muchas diferencias.

"Todos los conceptos que se manejaron se siguen empleando hoy", explica a Efe Félix Pérez Martínez, director de la Escuela Técnica Superior de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid- Y añade que, si comparamos el Apolo 11 con la actual Estación Espacial Internacional -lo más parecido a un viaje a la Luna-, sus sistemas básicamente son "muy parecidos".

Además, si Armstrong, Aldrin y Michael Collins podían mandar algunos datos de telemetría y una señal de vídeo mala con poca resolución y en blanco y negro, "ahora se pueden enviar miles de imágenes de muy alta resolución en pocos segundos".

Para Javier Gómez-Elvira, del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), podría parecer que las cosas han cambiado poco, pero fijándonos en el detalle vemos que nada es igual. Didier Schmitt, de la Agencia Espacial Europea (ESA), resume que lo de 1969 "fue una carrera tecnológica e ideológica como nunca antes y después" se han visto. Y es que, aunque cualquier teléfono móvil hoy es muchísimo más potente que los ordenadores del Apolo 11, la investigación de entonces permitió desarrollar computadores con componentes de estado sólido que eran mucho más pequeños que las válvulas, la tecnología electrónica usada hasta ese momento en ordenadores y en los sistemas de comunicación.

Eso permitió que los ordenadores pudieran ser embarcados. Eso sí, con un peso todavía aproximado de 30 kilogramos y con una memoria RAM que podía almacenar solo 2.048 palabras; los teléfonos inteligentes de hoy tienen cien mil veces más memoria que aquellos.