La temperatura superficial del agua en el Mar Mediterráneo casi ha llegado a los 30 grados, mientras que en el Cantábrico se han registrado cerca de 25 grados. Son entre tres y cuatro grados por encima del promedio habitual en esta época, según ha informado la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en una nota en la que explica que “los datos corresponden a mediciones del agua superficial realizadas por satélites, y, en general, la llegada de vientos que remueven el agua o la formación de tormentas sobre el mar provocan un enfriamiento y la vuelta a los valores normales para la época”, aunque

El origen de este calentamiento estaría motivado por la reciente ola de calor que se ha registrado en la Península Ibérica, asociada a una fuerte insolación y estabilidad atmosférica. La temperatura del agua del mar suele alcanzar sus valores máximos a mediados de agosto, si bien “cada vez es más frecuente que el agua del mar este más cálida” de los valores medios de las últimas épocas.

La AEMET rebate, eso sí, la “creencia popular” de que una temperatura anormalmente alta del agua del mar desemboca necesariamente en episodios de lluvias torrenciales, y José Ángel Núñez Mora, Jefe de la Sección de Climatología de la Delegación Territorial de AEMET en la Comunidad Valenciana, pone de ejemplo para demostrarlo a esta comunidad: “El Mediterráneo alcanzó temperaturas cercanas a los 30ºC a comienzos de agosto del pasado año 2017, y el otoño de ese mismo año fue extremadamente seco en la Comunidad Valenciana. La situación de 2017 (mar anormalmente cálido en verano sin lluvias torrenciales en otoño), es un esquema que se repite con frecuencia”. Recuerdan además que el Quinto Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU advierte de que los océanos están absorbiendo la mayor parte de la energía suplementaria que se está incorporando al sistema climático.