Una de los síntomas más graves de la COVID-19 es la insuficiencia respiratoria. Por ello, los respiradores se han convertido en uno de los dispositivos médicos esenciales, y su escasez, un auténtico problema para tratar a los enfermos. Con todo, hay que aclarar que no todos los respiradores cubren las mismas necesidades.

Según informa la Agencia Efe, en España hay dos empresas que fabrican respiradores: la valenciana Temel y la madrileña Hersill, y a esta última el Estado le ha encomendado, en colaboración con la empresa Escribano Mechanical & Engineering, la fabricación de 5.000 ventiladores para afrontar la crisis sanitaria generada por la COVID-19.

Pero además, desde que comenzó la crisis, varias universidades, empresas y emprendedores han sumado esfuerzos, junto a científicos, tecnólogos y médicos, para fabricar ventiladores que puedan ayudar a los pacientes de COVID-19 que necesiten respiración mecánica, y en tiempo récord han sido capaces de homologar sus equipos tras superar los ensayos clínicos en varios hospitales.

De acuerdo con su uso, los respiradores se pueden clasificar en varias categorías. Por un lado están los ventiladores mecánicos, que, según indica EFE, “pueden desde ayudar a un paciente a tener una respiración espontánea hasta sustituir totalmente su respiración”. Por otro lado, la ventilación “invasiva” se realiza a través de un tubo que entra por la boca hasta la tráquea y no puede realizarse en un paciente consciente, por lo que habría que dormir al enfermo, intubarlo y tomar el control completo de su respiración, por lo que solo suele hacerse en una UCI.

Por otro lado, los respiradores no invasivos sencillos se pueden utilizar incluso en el domicilio de los pacientes (por ejemplo en personas que sufren apneas nocturnas), señala EFE tras consultar con la industria correspondiente.

También existen los respiradores experimentales, como es el caso de la red de talento joven “Celera”, que en colaboración con la Comunidad de Madrid, la Universidad Rey Juan Carlos, la Fundación Mapfre y otras empresas como la multinacional japonesa Omron ha diseñado y fabricado un respirador de emergencia “para uso compasivo” que se está probando ya en el Hospital de Alcorcón (Madrid) y en el Vall D’Hebron de Barcelona.

Además, hay diferentes respiradores en función del entorno en el que van a trabajar: respiradores de UCI, de emergencias y transporte o de anestesia. Los más complejos, explica EFE tras realizar su investigación, son los de la UCI, ya que tienen que sustituir totalmente la respiración de un paciente durante días o incluso semanas. Los de emergencias y transporte se usan en las ambulancias y en los traslados intrahospitalarios de pacientes, y aunque hay algunos muy sencillos -que liberan al médico o enfermero de la tarea de ventilar manualmente a un paciente que está inconsciente- otros son muy sofisticados y similares a un respirador de UCI.

Por último, existen respiradores “de anestesia”, pensados para ventilar al paciente mientras introducen al mismo tiempo gases anestésicos, y están siendo también utilizados como ventiladores convencionales durante esta pandemia como alternativa a los respiradores de UCI.