Un mensaje abrupto y desgarrador para llamar la atención sobre la impasibilidad de Occidente ante el naufragio de embarcaciones de inmigrantes en sus costas. Naufragios de expectativas y justicia en este tuit que publicó la ONG española Proactiva Open Arms el pasado Día de Reyes. Escribiendo "Arranca el contador de ahogados 2018 #Mediterráneo", ponía el contador a cero respecto a las cifras que días antes había publicado la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Cifras que cuantificaron que el año pasado llegaron a Europa, desde el norte de África, 171.635 personas inmigrantes y refugiadas, a través de las peligrosas rutas del Mediterráneo, lo que significó, con todo, un 53% menos que un año anterior, según sus datos preliminares. Además, 3.116 personas murieron en su intento de alcanzar las costas europeas a través de esta ruta.
En concreto, a Italia llegaron el año pasado 119.310 personas inmigrantes, un 34 % menos que los 181.436 que alcanzaron las costas italianas en 2016. Las muertes también se redujeron, se registraron 2.832 fallecimientos frente a los 4.581 del ejercicio anterior, siempre según esta organización.

Mal comienzo de año

Y no parece que 2018 comience con buen pie. Fuerzas italianas recuperaron, el pasado día 6, ocho cadáveres, y rescataron a 84 personas que iban a bordo de una lancha neumática que naufragó en el Mediterráneo, a pocas millas de las costas de Libia, según fuentes de la Guardia Costera. Pero lo peor es que los guardacostas calculan que podrían haber caído al mar hasta 150 personas, según citó Sea Watch. "Decenas de desaparecidos que se convertirán en muertos sin sepultura", tuiteó Proactiva Open Arms. El naufragio se produjo en torno al mediodía local a unas cuarenta millas de las costas de Libia, según las fuentes, y fue un avión patrulla de la 'Operación Sophia', creada por la UE para luchar contra las mafias de tráfico de personas en el Mediterráneo, la que avisó de un nuevo naufragio. Las víctimas viajaban en una lancha neumática.