Si usas habitualmente un dispositivo de voz en tu hogar, o el asistente de tu teléfono móvil para darle instrucciones habladas, ya sabes que para eso es necesario que esté todo el tiempo alerta y escuchando lo que dices. Luego, un algoritmo es capaz de identificar las palabras concretas que activarán su respuesta. Cuando el asistente de Amazon oye "Alexa..." ya sabes que tiene que encenderse y hacer lo que le pidas a continuación. Lo mismo tu iPhone con el comendo "Oye Siri..."  o tu Android con el "OK, Google...". Pero que no haga nada mientras tanto, no significa que no oiga todo lo que dices. Y así es probable que si has estado hablando de que te gustaría ir a la playa este verano, lo siguiente que aparezca en tu buscador o en un anuncio sean viajes a la costa... Ahora, ese "espionaje" que llevan a cabo en segundo plano los dispositivos inteligentes podría convertirse en un aliado contra la Violencia Doméstica. Así lo analiza una reciente indagación realizada por la Universidad de Monash examina los desafíos prácticos, éticos y políticos asociados al empleo de tecnologías domésticas inteligentes para salvaguardar a las mujeres de la violencia de pareja en sus hogares.

Escuchar los gritos y otras señales 

En aproximadamente una de cada cuatro residencias australianas, se encuentra al menos un "altavoz inteligente". Esta tecnología de vigilancia "siempre activa" presenta una oportunidad única para identificar y prever eventos que suceden dentro del hogar. Documentación presentada por Google y estudios internacionales sugieren que estos dispositivos podrían ser capaces de detectar indicios acústicos como gritos y alaridos vinculados a la violencia de pareja.

El ensayo titulado "¿Deberíamos adoptar a la 'hermana mayor'? Altavoces inteligentes como herramienta contra la violencia de pareja" explora las posibilidades actuales y a corto plazo de esta tecnología, al tiempo que evalúa la imperatividad moral de abordar la problemática, considerando los aspectos éticos y políticos asociados.

 

La investigación aborda cuestiones vinculadas a la implementación práctica de estas tecnologías inteligentes para detectar potenciales situaciones de violencia y abuso, las barreras de acceso para las víctimas y las posibles consecuencias sociales derivadas de la adopción de dichos sistemas.

El coautor de la investigación y profesor de Filosofía en la Universidad de Monash, Robert Sparrow, sostiene que antes de considerar la adopción de una figura como la "Gran Hermana" como solución a la violencia de pareja, es crucial reflexionar sobre las implicaciones de dicha decisión.

"La implementación de altavoces inteligentes para detectar la violencia de pareja podría llevar a una privatización de las respuestas políticas ante este problema. Se podría sugerir que la violencia de género es un asunto de índole individual y resoluble en el hogar, en lugar de un problema estructural que refleja las dinámicas de poder entre los géneros en la sociedad en su conjunto", advirtió el profesor Sparrow.

El uso de altavoces inteligentes de esta manera podría aumentar el riesgo de que las mujeres sean consideradas más responsables de su propia seguridad, al tiempo que se les resta empoderamiento".

La investigación también señala los obstáculos que estas tecnologías presentan para proteger a las mujeres, dado que las tecnologías de la información, como los altavoces inteligentes, ya tienen una fuerte "identidad de género" que tiende a dificultar que las mujeres ejerzan autoridad sobre la configuración de dichos sistemas.

Los investigadores resaltan pruebas que indican que, con frecuencia, los altavoces inteligentes se utilizan para fortalecer el poder del hombre sobre la mujer, lo que disminuye las posibilidades de que las mujeres adopten estos sistemas como medio de protección contra sus parejas abusivas y violentas.

En última instancia, los investigadores concluyen que el uso de altavoces inteligentes no constituye una solución infalible para abordar la violencia de pareja, sino que debe coexistir con iniciativas destinadas a abordar las estructuras socioeconómicas que fomentan la violencia contra las mujeres.

Una Gran Hermana en casa

"La violencia de pareja es un problema social y político apremiante, y las medidas políticas actuales no han logrado resolverlo. Aunque la presencia generalizada de altavoces inteligentes en los hogares ofrece una oportunidad sin precedentes para enfrentar la violencia de pareja, también conlleva el riesgo de privatizar las respuestas políticas y reducir la presión sobre los gobiernos para abordar este imperioso problema social y político", señalaron los investigadores.

"Si se argumenta que la urgencia moral de abordar la violencia de pareja justifica explorar las posibilidades mediante el desarrollo de esta tecnología, será crucial escuchar las voces de las víctimas sobrevivientes de la violencia de pareja, cuyos intereses se supone que serán atendidos por esta tecnología y que poseen conocimiento especializado sobre las consideraciones relevantes", destacó el profesor Sparrow.

El artículo de investigación completo se encuentra publicado en la revista "Ethics and Information Technology": Sparrow, R., Andrejevic, M. & Harris, B. Should we embrace “Big Sister”? Smart speakers as a means to combat intimate partner violence. (¿Deberíamos adoptar a “Big Sister”? Altavoces inteligentes como medio para combatir la violencia de pareja) Ethics Inf Technol 25, 57 (2023). https://doi.org/10.1007/s10676-023-09727-5

Abstracto

Se estima que una de cada tres mujeres sufre violencia de pareja (VPI) a lo largo de su vida. La adopción popular de “altavoces inteligentes” impulsados ​​por IA sofisticada significa que la vigilancia del entorno doméstico es cada vez más posible. En consecuencia, existen varias propuestas para utilizar altavoces inteligentes para detectar o informar la violencia de género. En este artículo, aclaramos lo que podría ser posible cuando se trata de combatir la violencia de género utilizando tecnología existente o de corto plazo y también comenzamos el proyecto de evaluar este proyecto tanto ética como políticamente. Sostenemos que el panorama ético se ve diferente dependiendo de si uno está considerando la decisión de desarrollar la tecnología o la decisión de utilizarla una vez que se ha desarrollado. Si los activistas y los gobiernos desean evitar la privatización de las respuestas a la violencia de pareja, la vigilancia ubicua de los espacios domésticos, el aumento del riesgo que representan para los miembros de las comunidades minoritarias las respuestas policiales a la violencia de pareja y el peligro de que los hombres coopten a los parlantes inteligentes más poderosos. para controlar y abusar de las mujeres, entonces deberían resistirse al desarrollo de esta tecnología en lugar de esperar hasta que se desarrollen estos sistemas. Si se considera que la urgencia moral de la violencia de pareja justifica explorar lo que podría ser posible mediante el desarrollo de esta tecnología, incluso frente a estos riesgos, entonces será imperativo que las víctimas-sobrevivientes de una variedad de grupos demográficos, así como los gobiernos y no -las partes interesadas gubernamentales participan en la configuración de esta tecnología y de la legislación y políticas necesarias para regularla.

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Fuente: Monash University