Siempre he sido un culo inquieto incansable y, a la vez, tengo una vertiente terriblemente pragmática. El hecho de que iba a acabar combinando mis estudios con trabajo era crónica de una muerte anunciada (hace muchos, muchos años). Es cierto, para ser sincera, que soy una privilegiada. No trabajo por dinero ni por necesidad. Lo hago porque me hace ilusión, porque quiero aprender y empezar a crecer en mi campo. Tal vez decidí lanzarme a ello porque consideraba que a mi día le sobraban horas. El caso es que aquí estoy, con siete asignaturas en un trimestre y dos trabajos (y no me hagáis empezar a enumerar también los proyectos personales). Sí, compaginar universidad con estudios. No he descubierto América, pero sí que me he encontrado con una situación que se me puede escapar de las manos. Hay ciertos consejos que me hubiera gustado que alguien me diera. Como no fue el caso, yo misma mi fabrico mis propios consejos y los comparto, porque a más de uno nos vendría bien repasarlos.

1. Ten muy claras tus prioridades.

Trabajar y estudiar a la vez te va a llevar, segurísimo, a tener que renunciar a muchas cosas. El tiempo libre se vuelve un bien preciado. Es muy importante conocer qué es lo que consideramos más importante en nuestras vida porque eso es lo que vamos a tener que priorizar. Pueden ser cosas muy diversas, como necesidades sociales (pareja, amigos, aficiones) como físicas (dormir un número determinado de horas). Es necesaria la sinceridad con nuestras necesidades,

2. Hagas lo que hagas, hazlo en serio.

Convéncete de lo que estás haciendo. Tienes que tener mucha motivación y los motivos claros. Si no, es probable que te cargues de estrés y sentimientos negativos, que podrían pasar factura. Si tienes la oportunidad, busca cosas que te hagan sentir bien. Es importante evitar sentirse con la obligación.

3. Asegúrate de que en tu trabajo saben que estudias (y viceversa).

Es importante que allá donde estés, la gente con la que trabajes pueda entender que tu situación es un poco compleja. Al igual que es importante que desde la universidad respeten que trabajas. Por supuesto, todo suponiendo que cumples con lo que te piden. Ambas partes deben entender que tienes que compaginar dos horarios distintos y debes conseguir encontrar un ambiente comprensivo. La sinceridad es la mejor opción en esta situación. Trabajar y estudiar es complejo, sí. Pero no imposible. Parte de la vida adulta es esto: sacarse las castañas del fuego constantemente. Y por supuesto que se puede. Imagen en CC de Pixabay