El objetivo es desarrollar la agricultura a gran escala, crear campos de cultivo y de pasto para la ganadería, pero la vía para hacerla, la quema de bosques o su tala, está produciendo una pérdida de cobertura arbórea sobre todo en zonas como la cuenca del Amazonas y el Congo.

Así lo documenta, en su balance de 2017, el informe Global Forest Watch presentado este 27 de junio en Oslo (Noruega) por el World Resources Institute (WRI) en una reunión de 500 expertos sobre el problema global de la deforestación. El 2017 fue el segundo peor año de la historia para la deforestación. El estudio se ha realizado imágenes de satélite. El año pasado, se perdieron 294.000 kilómetros cuadrados de bosque, una cantidad solo superada en las últimas décadas por el hito de 297.000 kilómetros cuadrados deforestados en 2016. La Amazonía de Colombia y Brasil fueron las regiones donde más avanzó la tala. La República Democrática del Congo e Indonesia también sufrieron grandes pérdidas de bosque.

Y la quema de bosques tropicales equivale a 40 campos de fútbol por minuto, según ha explicado Frances Seymour, del WRI. Es un área del tamaño de Bangadlesh. Solo en Brasil el año pasado se perdieron 45.000 km2 de cobertura arbórea, sobre todo en la región amazónica del sur.

Muchas de estas zonas afectadas están tratando de plantar más bosques, para cumplir los objetivos del acuerdo climático de 200 naciones de París en 2015, para limitar el aumento de las temperaturas.