Iker Jiménez ha revelado en un hilo de Twitter cuál ha sido el peor momento de su carrera. El comunicador revelaba que este lunes hacía 20 años que se marchó de la revista en la que trabajaba y lo hizo sin dinero para embarcarse en un nuevo proyecto: "No tenía alternativa".

El presentador de Cuarto Milenio ha querido compartir su experiencia, la que considera como "la gran clave" de su vida profesional, por si puede ayudar a alguna persona que "esté con el vértigo del paro o en una circunstancia de gran encrucijada".

"En aquel enero de 2001 yo tenía una vida privilegiada. Hacia lo que quería. Tenía 28 años, ganaba dinero, cumplía mi sueño y era alguien importante en ese pequeño "mundillo del misterio". Tenía un rol. Pero todo eso saltó por los aires un día hace 20 años. Aunque yo ya lo intuía. Porque la intuición es un misterio al que siempre debemos obedecer ¿verdad?, ha reconocido en redes sociales.

Iker Jiménez ha asegurado que fundó la revista Enigmas y lo considera "maravilloso": "Iba por España y por el mundo con un cuaderno y una cámara. Aprendí tanto ¡Qué escuela vital! Y como dijo Marco Polo, 'solo escribí la mitad de lo que vi'".

"Cambiaron las cosas. En la empresa no caía bien mi independencia de estar todo el día por ahí. Me plantearon estar más horas en la redacción. Le dije que no. Nos dimos un abrazo. Con el tiempo supe que él no esperaba este gesto. No tuve nunca contrato ni lo pedí", ha explicado.

El presentador de Mediaset detallaba cómo se fue a la calle "sin sueldo y sin nada aparente" y llamó a Carmen que "aún no era mi mujer": "Cambio de rumbo, le dije. Sentí una paz enorme. Y esto profesionalmente era un suicidio...aquí empieza el misterio".

Iker Jiménez señalaba en Twitter cómo aquel día vivió algo extraño que le hacía visitar el Parador de Sigüenza: "Estaría allí en mitad de la nevada. Me hice una bolsa con lo justo. Mi mujer, sin que la viera, me dejó una nota escrita a mano dentro".

El comunicador, tras perder su trabajo, estuvo durante cinco días en el parador y allí pudo sentir "una calma absoluta": "En aquellos días hablé conmigo mismo que es algo que pocas veces hacemos. Sabía que las cosas iban a seguir bien. No albergaba ninguna duda. No acudí al "mundillo" pues ya no iba a pertenecer a él".

"Guardé rencor por lo sucedido. Hoy es agradecimiento absoluto. Así tuvo que ser. Porque nunca hubiera hecho ciertas locuras que me condujeron a otros mundos. Cada oportunidad nueva me la tomé como la última. En la web, en la radio, en la tele. Donde fuera. Como la última", ha razonado.

Iker Jiménez ha querido recordar cuál fue su peor momento profesional para intentar ayudar a la gente que se encuentra ante "el vértigo, los cambios súbitos y las incertidumbres laborales", que es importante "el entusiasmo y la fe en lo que hacemos".