Supervivientes es un programa de telerrealidad español en el que sus concursantes se adentran en una isla aparentemente desierta para competir por un premio de 200.000 euros. Este formato es uno de los más rentables del sector televisivo a nivel mundial con una longevidad en España de 22 años en antena. Tres productoras y tres cadenas han llevado a cabo la emisión del concurso a lo largo de este tiempo recabando un apabullante éxito mediante el traslado de más de 200 profesionales a sus diferentes localizaciones.

Una de ellas es el archipiélago de los Cayos Cochinos en Honduras desde hace 15 años, cuando la empresa explotadora de las islas, SEIC, comenzó a alquilar sus terrenos en 2007 para la grabación de Supervivientes. La cadena española Telecinco fue de las primeras en emitir desde allí el programa con el despliegue del equipo de la productora contratada por ella en Honduras. Según lo publicado por El Confidencial, una nativa garífuna, nombre del grupo étnico que reside en las islas del país, ha denunciado la situación a la que se enfrentan desde que las cámaras procedentes de Europa llegan a su lugar de residencia: "La cosa se puso fea, porque ya no era pescar o cortar palmeras, sino que hay áreas completas vedadas para nosotros. No podemos ni pasar, porque entonces te coge la cámara y se rompe esa ilusión de que las islas están deshabitadas".

Con el testimonio de la garífuna Juana Martínez, se demuestra cómo estos territorios pertenecientes a la comunidad que la habita desde hace dos siglos se ve invadido por los trabajadores europeos de la televisión durante varios meses al año. Los equipos de las diferentes producciones internacionales se alojan en el resort Palma Real, en la costa de Honduras, pero a la hora de las grabaciones viajan hasta el archipiélago desde el helipuerto del hotel. Los nativos garífunas no reciben ningún beneficio ni del turismo ni de los reality shows que se desarrollan en los Cayos Cochinos, es más, las empresas que producen Supervivientes pagan a una fundación pública que controla las islas, la cual no destina ninguna cantidad para ellos.

“Vivimos de la pesca y no podemos pescar”

Únicamente hubo un momento en el que la situación no se sostenía más y la comunidad garífuna se plantó para pedir a la receptora del dinero europeo una indemnización de 12 dólares al día durante los meses que no les permitieran pescar. Sin embargo, la fundación les acusó de extorsión y continuó en la línea de acaparar todo el dinero por la explotación empresarial de las islas por parte del sector televisivo. “Cuando se graban los realities, en torno a cuatro meses al año, no nos dejan ni pasar por ciertas playas. Vivimos de la pesca y no podemos pescar. Esto nos sitúa en una situación de vulnerabilidad que se acentúa con la presencia de militares armados en la zona a los que solo importa que Supervivientes vaya bien”, ha explicado la nativa garífuna Juana Martínez.

En sus declaraciones también ha resaltado el trato diferente que la fundación proporciona a los lugareños y a las empresas europeas que producen Supervivientes: “A nosotros no nos dejan entrar en Cayo Paloma porque, en teoría, allí desovan las tortugas. Y lo respetamos durante muchos años, pero cuál fue nuestra sorpresa cuando la vimos llena de cámaras y concursantes de televisión de Europa. ¿Qué pasa, que los nativos, que vivimos aquí desde hace siglos, molestamos a las tortugas, pero el ruido de un programa de televisión no?".

De hecho, el caso de un pescador hondureño, al que una patrulla de guardacostas robó el género y amenazó para que no volviese por allí, se hizo público gracias a un audio de WhatsApp enviado por su hermana Higinia que difundió la prensa local. "Esto es un llamamiento de conciencia a estos benditos hijos de su maldita madre, que están destruyendo estas comunidades. Ya se deshicieron de uno de mis hermanos y estaban a punto de matar a otro", denunció la mujer para añadir a continuación: "Nosotros somos locales, nacidos y criados en este cayo, y pedimos conciencia a estos millonarios benditos que están matando y destruyendo a nuestra gente. Si el dinero es el problema, que lo tomen, pero un intento de asesinato es dramático para nuestra comunidad de pescadores".