El usuario de Twitter @jlvrede ha escrito una serie de mensajes, desde la experiencia personal, definiendo el drama que pueden suponer para una familia los juegos, gratuitos, aunque en realidad no lo son. Del mismo modo, llama la atención sobre aplicaciones online desarrolladas por empresas de apuestas como Luckia.
Sus textos alertan, además, sobre el necesario control parental y el uso de cuentas bancarias para potenciar los juegos presuntamente gratis:
Entra una llamada. Clienta para conocer movimientos de la tarjeta.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
-¿Me podrías decir cuánto llevo gastado este mes?
-1100.
-Madre mía... Y de eso, ¿cuánto es de un juego? Es que mi hijo no sabía que le cobraban en un juego y miedo me da.
Una página llena de movimientos al mismo concepto e importe. Dos. Tres. Más de veinte páginas. Todo microtransacciones.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
-Calculando y viendo los importes, me temo que figuran más de 400 euros.
-Madre mía, madre mía, ¿hay alguna manera para que no cobren de ahí más?
Señalo que, por una parte, eliminando la tarjeta del perfil. Y que sin que tengan acceso terceros a la misma, puesto que es personal e intransferible.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
-De todas formas, por lo que veo, es una página donde conviven apuestas, casinos y juegos.
-No, no, son solo juegos, lo veo yo.
-Se lo comento por si acaso, aunque haya una sección de juegos online, también hau componentes de juegos de azar, apuestas... Es Luckia, es una empresa de juego.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
-Pero solo juega a este juego, pero él no sabía que le cobraban.
-Lo imagino, pero son peligrosas estas webs.
Y en efecto, son peligrosas. Porque Luckia y cía plantan juegos online, de móvil, con el concepto de freemium. El juego es gratis, claro. No tienes que pagar... salvo si tal vez quieras un par de vidas más. O más exp. O un bonus ingame. O algo complementario.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
Y claro, son dos euros. Dos euros los tienes con facilidad, venga, va. Y otros dos. Y otros dos. Y otros. Y hasta 400. Que estoy seguro de que el chavalín no tenía ni idea de que le hacían cobros. Pero hechos están.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
Porque en algunas partrs compras dinero de rascapiquilandia para comprar cosas ingame. Llama a eso Riot Points, Esencias, Pavos, Tokens de Blizzard... y puedes ejercer cierto, cierto control. Pero aquí, como en la appstore, validas la tarjeta. «Cárguemelo».
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
Claro, ella preguntaba y VEÍA a qué jugaba su hijo. Era un juego inocente, un tetris, un bubble puzzle, cualquier arcade sencillote y chorra. Ahí poco problema va a haber. Y sin embargo, en menos de 3 días, más de 400€ en microtransacciones. Un juego gratis. En web de apuestas.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
¿Culpa de la madre? Si acaso de dejar la tarjeta, pero es que esta mierda la hace mucha gente en entorno familiar. Y veía, VEÍA el juego, no había amenaza alguna. Pero no sabía qué web era. Porque al indicar el nombre, la ubico, y sabía que era un sitio de mierda.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
Estos sitios se blindan bajo el "bajo su propia responsabilodad". Incluso que hay avisos de aceptar se realicen esos cobros. O señalarte que hay apartados ¡para niños! porque son family friendly, y que si entra a otro lado es su responsabilidad.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
Ya no se trata solo de educar a la gente en cuanto a los riesgos de introducir credenciales de carácter bancario o financiero. O del riesgo de los juegos de azar. O de qué permisos damos a aplicaciones. Las empresas cumplirán lo justo, lo justísimo, para crear su trampa.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
En este caso concreto no es ni por publicidad, ni anuncios, ni subliminalidad. Era un puto juego online, ocio, entretenimiento, algo que tenías en el móvil gratis, o en páginas de minijuegos. Es un cebo jodidisimo, porque sí, es inocente pero con letra pequeña.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
Que no hablo de algo fruto de la ludopatía por la falsa sensación de ganar dinero o recuperar pérdidas. Era un tetris. Que a ojos de mi madre es un juego normal y entretenido, incluso a los míos. Pero toma, más vidas para seguir jugando gratis. Juega gratis pagando si quieres.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
Las casas de apuesta son un veneno. Las casas de apuestas online un caramelo envenenado, porque tienen un público concreto, que es vulnerable, está indefenso y no sabe ni tiene los medios para saber que es una estafa enorme.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018
Fuera casas de apuesta de nuestros barrios, y fuera de nuestros hogares.
— Jorge L. Vrede (@jlvrede) 16 de noviembre de 2018