Los años noventa fueron testigos de cómo Miguel Boyer, ministro de Economía de Felipe González, se construía junto a su pareja, Isabel Preysler, una casa de 1.370 metros cuadrados y hasta trece baños, que le hizo ganarse el apodo de 'Villa Meona' por parte de la oposición derechista y que fue objetivo de fuertes críticas. En su día, la revista 'Hola' le dedicó un extenso reportaje de 31 páginas para mostrar cómo era por dentro la mansión que escenificaba a la perfección lo que ocurría un cargo político se pasaba de frenada en su ostentación. Ahora, volviendo al presente y aunque las comparaciones son odiosas, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, comparte con su pareja, Alberto González Amador, una vivienda doble (sexto piso + ático unificados ilegalmente) que aunque no alcanza el exagerado número de aseos de Villa Meona, cuenta con 6 baños.

Según los documentos del Registro de la Propiedad a los que ha podido acceder ElPlural.com, en la residencia de la sexta planta, de 184 metros cuadrados, propiedad de González Amador, la pareja dispone de vestíbulo, distribuidor, comedor-sala de estar, despacho, cocina, dormitorio de servicio, vestíbulo de servicio, cuatro dormitorios y tres baños. Por otra parte, en el ático, propiedad de Javier Gómez Fidalgo, fiscalista que representó a González Amador en su inspección de Hacienda y que fue imputado por haber contribuido, presuntamente, a su fraude fiscal, disponen de vestíbulo, vestíbulo de servicio, cocina, sala de estar-comedor, despacho, dormitorio de servicio, tres baños, cuatro dormitorios y una terraza en 158 metros cuadrados.

En total, sumando las prestaciones de ambas viviendas, unidas tras realizar una macrorreforma que fue desaprobada por el Ayuntamiento de Madrid, queda un inmueble de un gran lujo y tamaño. Así, se trata de diez habitaciones, seis baños, dos despachos, dos cocinas, cuatro vestíbulos, dos salones y una terraza, estándares de vida que no están al alcance de cualquier persona en España. Diez habitaciones y seis baños en una doble residencia que fue unificada ilegalmente, y ante la que la propia Ayuso se echó a reír cuando se le dijo que era una "vivienda de lujo" desde este mismo medio de comunicación.

Las obras ilegales para unir ambas casas y sus consecuencias

Hace aproximadamente dos años, González Amador se planteó llevar a cabo una gran reforma en la vivienda para unir ambos inmuebles, la que tiene en propiedad y el ático que Gómez Fidalgo le alquila por 5.000 euros al mes, tal y como reconoció ante la jueza. Aquellas modificaciones fueron denegadas por el Ayuntamiento de Madrid por la "inexactitud, falsedad u omisión" de documentos para llevar a cabo la reforma, además de por la magnitud de los trabajos, que ponían en peligro la integridad del edificio. Sin embargo, las obras continuaron adelante de manera ilegal y tuvieron como consecuencia, tal y como corroboró entonces ElPlural.com, la inundación de aguas fecales del restaurante que estaba en la planta baja del inmueble.

En concreto, de acuerdo a la resolución a la que tuvo acceso este medio, las modificaciones, de las que González Amador dio declaración responsable el 4 de agosto de 2022, consistían en la "demolición de tabiquería sencilla existente, demolición de las instalaciones de saneamiento, fontanería y electricidad, demolición de solados, alicatados y sanitarios de los baños, demolición del mobiliario de cocina y demolición de falsos techos". El consistorio paralizó estas obras al determinar la "inexactitud, falsedad u omisión de carácter esencial de los documentos que acompañan la declaración, o su no presentación", por lo que se decretó la paralización y prohibición de estos trabajos. 

Sin embargo, hicieron caso omiso a la prohibición del Consistorio, y las consecuencias fueron graves. La reforma sin permiso provocó la inundación por aguas fecales de un restaurante, que por aquel entonces se encontraba cerrado por vacaciones del personal. El local tuvo que afrontar una reforma por los daños causados, pero volvió a inundarse en Navidades, esta vez por agua corriente y mientras el establecimiento se encontraba abierto. Jamás volvió a abrir.

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