No hay dos sin tres. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida ha sumado una nueva víctima por balonazo a su cada vez más larga lista. El regidor, que acudió a la inauguración del campo de rugby Las Leonas en el distrito de Villa de Vallecas, ha propinado otro pelotazo, esta vez con un balón ovalado, a uno de los asistentes, más concretamente, un fotógrafo, que respirará aliviado ahora al saber que el primer edil ha anunciado su ‘retirada’ de los “saques de honor” aprovechando el vídeo en el que Gerard Piqué avanzó que cuelga las botas.

“Madrileños, yo también tengo una cosa que deciros: dejo los saques de honor”. Así ha reaccionado Almeida, no sin su sarcasmo habitual, al ‘incidente’ que protagonizó el jueves en el campo de rugby de Vallecas. El primer edil se ha valido del vídeo en el que Gerard Piqué anuncia su retirada del fútbol por sorpresa y parafraseando sus primeras líneas.

Luces, cámara y balonazo

El regidor madrileño lo ha vuelto a hacer. Rodeado por un nutrido grupo de fotógrafos, Almeida se disponía a chutar un balón. A pesar de su currículum, nadie podría imaginar que volvería a suceder. Y ocurrió. El disparo del alcalde no alcanzó su objetivo, que era la nada, sino que se estrelló con una cámara que amortiguó el golpe en la cara de un reportero. Tres de tres. Máxima efectividad.

Tras el impacto, Almeida se interesó rápidamente por el estado del fotógrafo, que reaccionó con entereza tras recibir un balonazo prácticamente a quemarropa. El regidor le pidió disculpas entre las risas de los asistentes, que observaban cómo se cobraba su tercera víctima por pelotazo.

Con el exterior y de ‘rabona’

Podría pensarse que la constitución del balón no ayudó a Almeida a apuntar mejor. No es lo mismo el óvalo del rugby que el esférico perfecto del fútbol. No obstante, tampoco es el caso. Dos años atrás, el primer edil pasó por un momento similar, también durante la inauguración de un recinto deportivo.

Almeida asistió para dar cuenta del nuevo campo de fútbol que albergaba el barrio de Sanchinarro, cuando le tocaba dar el paso y lanzar a portería para anotar. Una nutrida representación de niños, entremezclados con adultos y miembros del club  deportivo rodeaba al alcalde madrileño, que se dirigió hacia el cuero con una colocación cuasi perfecta del cuerpo y del pie. El disparo respondía a todos y cada uno de los cánones del fútbol, pero el esférico golpeó en la cara de un niño, aunque el gol eclipsó el impacto que recibió el joven.

Tras el primero, llegó el segundo balonazo, tampoco exento de clase, al menos en su concepción, porque la ejecución tomó los mismos derroteros. El regidor participó en un acto en el actual Civitas Metropolitano, hogar de su equipo, el Atlético de Madrid. Sobre el tapete del feudo rojiblanco, Almeida golpeó el cuero con una 'rabona' que se estrelló en el rostro de un reportero gráfico, al cual, contrariamente a lo sucedido con el crío, le pidió perdón de inmediato.