Si los vikingos pudieran optar a jugar God of War Ragnarök no cabría duda de que alguna lágrima se les escaparía con la última entrega de la mítica saga.

El título de Santa Monica Studio lanza el Fimbulwinter sobre los reinos de la mitología nórdica con el fin de buscar respuestas a muchas de las incógnitas que quedaron en el aire en su predecesor en 2018, haciéndolo de una forma difícilmente descriptible.

 

Los escenarios del Ragnarök te embelesarán

Antes de entrar en la jugabilidad y detalles particulares que me han dejado embobado, hay que decir que el Ragnarök se vive de primera mano. Los ambientes se cuidan en esta entrega de una forma especial y aunque pueda uno llegar a pensarse si dar el salto a PlayStation 5, las diferencias entre old gen y new gen no se echan en falta a la hora de disfrutar la experiencia.

Por otro lado, la posibilidad de jugarlo con una optimización en la resolución y frecuencia o con la máxima calidad de gráficos te llevan a zambullirte de lleno en todos los entornos que ofrecen los nueve reinos.

Además, la interactividad con estos da un nuevo salto. Si en la primera entrega al lanzar el Leviathan contra los árboles (por poner un ejemplo) el hacha lo atravesaba sin romper nada, en Ragnarök ya vemos que cualquier cosa que esté de por medio puede ser objetivo de ser roto.

Las luces, sombras y escenarios, tanto a corta distancia como a media o lejana se ven muy bien y los detalles son más ricos en todo a lo que envuelve a los personajes.

Por otro lado, la banda sonora es casi una necesidad para poder interiorizar los momentos de cada partida. No hay que olvidar, que Ragnarök no deja de ser una de la parte de la tragedia nórdica y en base a esto, el trabajo de documentación ha pulido cada momento por y para que cada melodía acompañe de la mejor forma posible.

También respecto al sonido, la característica de ser envolvente y con un efecto 3D saca todo el potencial tanto en el disfrute de los paisajes como a la hora de los combates, donde, en caso de proximidad, se oirá si un enemigo viene desde un lado u otro.

 

God of War como en los viejos tiempos de PS2

Mirando a la jugabilidad no cabe duda de que quizás uno de los aspectos algo más criticados de este salto a Midgar fue la cámara pegada al hombro en la entrega de 2018 y estarlo demasiado incluso.

Sin embargo, en Ragnarök Kratos tiene más libertad de movimiento (sin perder la localización de la cámara) y la diversidad de movimientos, combos y finishers desatan el auténtico potencial del Dios de la Guerra desde otra perspectiva más visual.

Asimismo, gracias a la versatilidad del Dualshock 5, las acciones con los gatillos adaptativos, y cómo se manejan las armas que tendremos a disposición es una gozada. Los pasos, el romper cualquier objeto del entorno o los choques contra rivales, el mando de PlayStation lo absorbe y lo traslada a las manos.

Como gran punto, la esencia de los golpes cuerpo a cuerpo, los finisher y una variedad más amplia de enemigos me devuelven a la más pura esencia de God of War. La brutalidad de las peleas y más jefes finales cuyos combates duran algunos varios minutos (pese a ser muy habilidoso) son lo que me han enamorado por completo.

De igual forma que antaño, los rompecabezas para superar las barreras de cada pantalla son lo suficientemente difíciles para disfrutar pensando en cómo resolverlos. Si bien el salto a las nuevas generaciones invita más a otros detalles, en God of War no han querido dejar pasar desapercibido uno de estos factores que siempre han sido su seña de identidad.

 

God of War Ragnarök tiene una duración buena y se corona con horas extras en misiones secundarias

Por la parte que le toca a la duración del juego, el tiempo estimado sobre la historia principal oscila entre 20 y 25 horas.

No obstante, las misiones secundarias y los bosses extra hace que incluso podamos llegar a alcanzar las 40 o 45 horas, por lo que no se debe preocupar uno mucho en acabar el juego antes de lo previsto, aunque si consideras que puede suponerte un reto mayor aumentarte la dificultad nunca es una mala opción ya que no sólo lo podrás cambiar desde el inicio sino a lo largo de la aventura.

 

Me arrepiento de no haber sabido más cosas del Ragnarök antes

Por otro lado, cuantas más horas juegas más tienes una sensación de querer seguir y que no se pierda el hilo de una narrativa que va cercando todas las dudas que quedaban pendientes.

En esta ocasión, los personajes tienen una importancia extra y dentro del argumento del juego (tranquilos que no habrá spoilers) dotan de un sentido a las conversaciones e interacciones que hay entre ellos.

Tampoco hay que dejar de lado que para que todo tenga una coherencia y se entienda el flujo de la historia, es uno de esos juegos que sí que tienes que haber jugado previamente su antecesor para disfrutar del segundo en todo su esplendor. Sin embargo, para aquellos perezosos o que hayan olvidado parte del lore, Santa Monica Studio ha incluido un resumen nada más empezar sobre lo ocurrido hasta la fecha.

Tanto héroes como villanos cumplen muy bien su función y si la sensación con God of War 3 fue de que se jugaba a un título espectacular enfrentándote a todo el Olimpo, este último no tiene nada que envidiar cumpliendo expectativas similares.

Ahora toca ponerse manos a la obra para disfrutar de cómo Kratos y Atreus se van a enfrentar a su destino. El transcurso de los acontecimientos, una Freya vengativa por la muerte de Baldur y la adolescencia al cargo de un padre en pleno Ragnarök son los ingredientes que van a marcar el ritmo. Ahora bien ¿estáis preparados para enfrentaros a todo esto?