Lleva diez años en el mundo de la música y, sin embargo, acaba de llegar. Tras su proyecto con Tucán y sus proyectos como compositora para teatro y danza, Sofía Comas tiene por fin un disco en solitario, un trabajo con su nombre. Aunque el álbum está, pero no está: “En otoño será el lanzamiento de verdad. Esto ha sido un poco darlo a conocer. Ahora nos podemos permitir estas licencias, hacerlo un poco diferente”.

Es otro de los cambios que nos ha traído el Covid-19. Estaba planeado que saliese el 3 de abril y así se hizo. Pero empezó el confinamiento “y decidimos pararlo porque no sabíamos que estaba sucediendo”.

Este disco nace de mi necesidad de compartir mi tristeza y mis emociones

El álbum se titula El Verano Será Eterno y ha nacido de lo más profundo de su alma. “Este disco nace de mi necesidad de compartir mi tristeza y mis emociones tras la muerte de mi papá”, explica. Un proceso que ha durado más de dos años. “Quería hacer un proyecto que girase alrededor de un concepto. Buscando en mí, me di cuenta de que como persona de la sociedad occidental que no profesa ninguna religión concreta, no había tenido ninguna posibilidad de compartir mi dolor y mi experiencia. Quería hacer un ritual”.

Sofía Comas explora sus sentimientos tras la muerte de su padre en su primer disco

Sofía Comas explora sus sentimientos tras la muerte de su padre en su primer disco

La fórmula ha funcionado. No solo desde el punto de vista artístico, sino también desde el personal. “Necesitaba compartir mi dolor y convertirlo en algo bello”, afirma.

La tecnología te da muchas posibilidades. Pero hay que ser cauto y decidir cuáles hacen que tu proyecto siga siendo honesto

Tecnología

Como no podía ser de otra forma, en El Telescopio nos interesa la tecnología detrás del proyecto. “A la hora de componer, trabajo con Ableton. Me parece una herramienta maravillosa, podemos trabajar a distancia y te permite cuidar mucho más una producción, porque puedes maquetar todo antes de entrar al estudio y hay un montón de cosas que ni siquiera van a pasar por él. Así que, en términos prácticos, es muy bueno”.

Sin embargo, asegura que hay que saber dónde están los límites. “La tecnología te da muchas posibilidades. Pero hay que ser cauto y decidir cuáles hacen que tu proyecto siga siendo honesto”.

Cuando le pedimos que nos lo explique mejor, nos pone un ejemplo. “Yo tengo una bolsa de maquillaje y tengo esta cara. ¿Cómo puedo potenciar lo que tengo? Porque puedo acabar hecha una payasa, con la cara llena de pintura o puedo hacer una selección de qué cosas me van bien, me favorecen, cuáles ocultan o potencian elementos que son interesantes… se trata de ver qué potencia lo que haces y si eres la persona indicada para hacerlo o tienes que buscar a quien lo sea para que te ayude a que todo mejore”.

En la composición, lo más importante es la libertad

Composición

A su juicio, el uso de la tecnología en el proceso de composición está lejos de condicionar el resultado final. “En ese momento, lo más importante es la libertad. Y, para ser libre, es muy interesante partir de lugares muy diferentes. Trabajar directamente con un programa para componer da muchísima libertad, porque puedo partir de componer un tema a piano y voz y luego vestirlo, o de una orquestación sintética para de ahí ver por dónde va a nacer la canción…. Tienes tantos instrumentos, que lo importante para no perderse es elegir el punto de partida y ver qué vas a ir necesitando”.

Asegura que, en el fondo, lo que cuenta no es el cómo, sino el qué. “Los engaños en los que vas a caer son los mismos que si trabajases de una manera puramente analógica. Para mí una canción es canción cuando si le quitas el revestimiento, sigue existiendo. Es decir, puedo producir un tema con muchas pistas, pero la base de la canción, la estructura, armonía, melodía y letra tiene que ser sólida”.

La base de la canción, la estructura, armonía, melodía y letra tiene que ser sólida

Redes sociales

La tecnología no solo afecta a la composición. Desde su punto de vista, las redes sociales deben ser utilizadas con cautela. “Ofrecen más oportunidades a quien sepa navegar bien dentro de la sobreinformación y eso no tiene nada que ver con que el producto sea de calidad o no, es una cuestión de marketing”.

Cree que la industria musical todavía está descubriendo las posibilidades de la tecnología. Pero eso no ha cambiado nada, más bien todo lo contrario: “Nos hace creer que el mercado es más libre, pero no lo es: sigue estando totalmente dirigido. En las plataformas como Spotify, el dinero va a los de siempre, al artista va muy poco”.

Lo que no discute es su capacidad para poner en contacto a las personas. “Siempre digo que mi gran talento es saber quiénes son los buenos y cómo juntarme con ellos o hacer que trabajen conmigo [risas]. La tecnología sirve para compartir. Es como una navaja suiza, tiene tantas posibilidades, que hay muchas que se me escapan. Gonzalo Bruno, el co-autor del disco y productor, controla más una parte y yo otra. Pero la tecnología es una herramienta gigante, hay que saber utilizar lo que crees que le va a ir bien al proyecto”.

Sofía Comas mira al futuro de su disco a largo plazo. “No es un proyecto inmediato, no es cortoplacista. Le deseo una larga vida”, afirma.