Imagina que eres mujer, afroamericana y científica a finales de los años 50 en Estados Unidos. Un panorama poco alentador, ¿verdad? Mary Jackson, la primera ingeniera afroamericana que desarrolló su carrera en la NASA, se lo podría contar con todo detalle. El camino no ha sido fácil para ella y el resto de científicas que han querido tener su hueco en la agencia norteamericana.

Ahora, casi un siglo después, la NASA intenta saldar su deuda con un gesto que puede parecer un pequeño paso para la agencia, pero es un gran salto para la Humanidad: el máximo responsable de la NASA, Jim Bridenstine, anunció la semana pasada que la sede de la agencia en Washington D.C. pasará a llamarse Mary W. Jackson.

La sede de la NASA en Washington pasará a llamarse Mary W. Jackson. Foto: NASA

La sede de la NASA en Washington D.C. pasará a llamarse Mary W. Jackson. Foto: NASA

Mary nunca aceptó el status quo y ayudó a romper barreras y abrir oportunidades para afroamericanos y mujeres en el campo de la ingeniería y la tecnología

Reconocimiento

“Mary W. Jackson formó parte de un grupo de mujeres muy importantes que ayudaron a que los astronautas de la NASA llegaran al espacio. Mary nunca aceptó el status quo y ayudó a romper barreras y abrir oportunidades para afroamericanos y mujeres en el campo de la ingeniería y la tecnología”, afirmó Bridenstine.

El trabajo del West Area Computing Unit [Unidad de Computación del Área Oeste] llamó la atención de todo el mundo en 2016, gracias al libro de Margot Lee Shetterly “Hidden Figures: The American Dream and the Untold Story of the Black Women Mathematicians Who Helped Win the Space Race” [Figuras escondidas: El sueño americano y la historia no contada de las mujeres matemáticas que ayudaron a ganar la carrera espacial”]. El relato fue llevado a la gran pantalla con Janelle Monáe en el papel de Mary Jackson.

“Mary es una de las muchas profesionales increíbles y llenas de talento de la historia de la NASA que contribuyeron al éxito de la agencia. Nunca más escondidas, continuaremos con los reconocimientos a la contribución de las mujeres, los afroamericanos y las personas de todos los orígenes que han hecho posible la historia de éxito de las exploraciones de la NASA”, añadió Bridenstine.

Comenzó como una de las investigadoras matemáticas conocidas como los ordenadores humanos de Langley, en la unidad segregada del Área Oeste

Trayectoria

Jackson nació y creció en Hampton, Virginia. Tras conseguir un doble grado en matemáticas y física, aceptó un empleo como profesora de matemáticas en Calvert County, Maryland. Se casó con Levi Jackson y formó una familia, mientras trabajaba como secretaria en el ejército estadounidense, antes de conseguir hacer realidad su carrera en el sector aeroespacial.

En 1951, Jackson fue fichada por el Comité Asesor Nacional para Aeronáutica, que en 1958 se convirtió en la NASA. Comenzó como una de las investigadoras matemáticas conocidas como los ordenadores humanos de Langley, en la unidad segregada –solo para científicas afroamericanas- del Área Oeste.  

Sabemos que hay muchas otras personas de color y de orígenes diversos que han contribuido  a nuestro éxito

Tras dos años, le ofrecieron trabajar en el Túnel de Presión Supersónico, un túnel del viento de 60.000 caballos, capaz de generar vientos de cercanos al doble de la velocidad del sonido. Su supervisor le sugirió que realizase una formación que le permitiría ascender de matemática a ingeniera. Las clases también estaban segregadas, así que para asistir tuvo que pedir permiso a sus compañeros blancos.

En 1958, con la formación completada, se convirtió en la primera ingeniera mujer y afroamericana de la NASA.

“Sabemos que hay muchas otras personas de color y de orígenes diversos que han contribuido  a nuestro éxito […]. La NASA tiene el compromiso de avanzar en diversidad y seguiremos dando pasos para conseguirlo”, aseguró Bridenstine.