Lo que no ha conseguido casi nadie, lo ha hecho Google: 25 años de vida en común, nuestras bodas de plata. Ha sido un largo camino, pero ahora lo compartimos todo como las buenas parejas: lo mío es tuyo y lo tuyo… también.

Google está de cumpleaños. Lleva un cuarto de siglo entre nosotros, que se dice pronto. Han pasado 25 años desde que empezara a monitorizar nuestras vidas, empujarnos a comprar todo tipo de artículos y servicios [que en muchas ocasiones no necesitamos] y a guardar todo tipo de datos sobre nuestros movimientos y actividades.

Este mes, Google celebrará su 25º cumpleaños

25º cumpleaños para Google

 “Este mes, Google celebrará su 25º cumpleaños. Es un enorme privilegio alcanzar este hito, hecho posible por las personas que usan nuestros productos y nos retan a seguir innovando, los cientos de miles de ex y actuales Googlers [empleados de la compañía] que han entregado su talento para construir estos productos; y nuestros socios, que creen en nuestra misión tanto como nosotros”, dice Sundar Pichai, CEO de Google y de su empresa matriz, Alphabet.

Hace un cuarto de siglo, Google era solo un buscador que trataba de acabar con la competencia

Bodas de plata

Como uno ya peina canas, me van ustedes a permitir que les cuente una batallita de señor mayor. Hace un cuarto de siglo, Google era solo un buscador que trataba de acabar con la competencia [que era mucha y buena, por cierto].

Un día, un compañero de trabajo, sabedor de mi espíritu friki, vino a verme para hablarme de un correo electrónico gratuito. Llevaba la famosa etiqueta de “Beta”, que para alguien como yo, es casi una droga irresistible. Y así fue cómo abrí mi primer Gmail.

Hoy en día, Google me cuesta 26 euros al mes, que se dice pronto

¿Google es gratis?

Durante mucho tiempo tuve que escuchar los típicos comentarios de “es gratis ahora, pero luego te cobrarán”. Mi respuesta siempre era también la misma: “Pues cuando me cobren, ya veré qué hago”.

Hoy en día, Google me cuesta 26 euros al mes, que se dice pronto. Un atraco en toda regla, pero la cantidad de servicios que me ofrece parece merecer la pena [prefiero no pensarlo mucho, no sea que me lleve una decepción y se termine esta relación maravillosa].

¿Qué fue de los Círculos, de Wave y de tantas otras promesas?

Altos y bajos

No puedo decir que nuestra relación haya sido un camino de rosas. Ha habido muchas decepciones por el camino, proyectos que hicimos juntos y que al final resultaron un fracaso. Y lo bueno de este matrimonio casi forzoso es que puedo echarle la culpa a mi pareja sin remordimientos.

¿Qué fue de los Círculos, de Wave y de tantas otras promesas de una vida feliz que nunca se hicieron realidad? Son muchos los fracasos acumulados, los productos mal diseñados que me vendió como la panacea a todas mis necesidades.

Pero no todo han sido decepciones, por supuesto. Google, como un buen amante, me sigue dando placer con innovaciones y productos que van creciendo.

En los últimos tiempos, hemos diseñado chatbots juntos, hemos creado webs y hemos cambiado nuestra forma de relacionarnos para hablarnos más y decirnos las cosas a la cara.

Hoy en día, estamos siempre juntos

Siempre juntos

Hoy en día, estamos siempre juntos. Se vino a vivir a casa y ahora me escucha en todo momento por si necesito algo y me lo puede ofrecer [a buen precio, claro].

Me sigue recordando los cumpleaños de la gente a la que quiero, pero no tanto como para saberme la fecha; me sigue avisando de que llego tarde a una reunión y me sigue guardando las fotos en sitio seguro para que no las pierda.

Si le pido que olvide alguna cosilla, jura hacerlo. Aunque debo reconocer que en este aspecto siempre conservo la duda de si realmente lo hace o se lo guarda en algún sitio para echármelo en cara cuando le venga bien.

Debo reconocer que no siempre le he sido fiel

Infidelidades a Google

Debo reconocer que no siempre le he sido fiel. La promesa de correos como Protonmail, con funcionalidades atractivas y la garantía de la discreción y la privacidad absoluta, me conquistó durante un tiempo.

No es la única ocasión en la que me he dejado llevar. Por ejemplo, sigo usando Brave para navegar por internet en todos mis dispositivos; pero, como en el fondo está desarrollado sobre Chrome, no me siento mal.

“Solo estamos empezando a ver lo que la próxima ola de tecnología es capaz  de conseguir y cómo de rápido puede mejorar”, explica Pichai. Son susurros en mis oídos para que no se acabe la pasión, para que estas bodas de plata sean solo un alto en el camino para hacernos un selfie [y guardarlo convenientemente en la nube, por supuesto] y seguir avanzando otros 25 años más… por lo menos.