Teresa Alarcos estudió Medicina, pero ha hecho casi de todo, desde el mundo del marketing, hasta el editorial. Hablar con ella es como abrir la wikipedia y lo mismo te explica cómo las ondas de sonido se trasmiten a través del oído, que te da las claves para crear tu propia startup, sobre todo si eres mujer. Es la fundadora de W Startup Community, una asociación sin ánimo de lucro cuyo objetivo es “convertirse en referencia de inspiración y construcción de la nueva generación de mujeres líderes en startups e innovación”.

Con ella hablamos de las dificultades y oportunidades que supone el emprendimiento para las mujeres en nuestro país.

¿Hay emprendimiento femenino en España?
Hay pocas startups fundadas por mujeres y además están aisladas, así que necesitan tener contacto con todo el ecosistema del emprendimiento.

Está demostrado que si un hombre acompaña a las mujeres en las rondas de financiación, se consigue más inversión

¿Por qué hay tan poco?
Es la pregunta que nos hacemos todos. No hay startups porque normalmente las fundan ingenieros que crean plataformas para solventar un gran problema que nadie ha resuelto. Como hay pocas mujeres tecnólogas, eso arrastra. Y también que tenemos una sociedad que no invita a que las mujeres sean emprendedoras. Tenemos una idiosincrasia que no es como la de los países escandinavos, por ejemplo, donde la carga familiar está muy igualada entre las mujeres y los hombres.

El acceso a la financiación también es más difícil. La Universidad de Stanford hizo un estudio en el que las startups fundadas por mujeres creaban una figura llamada John. Es un amigo que va con ellas a las rondas de financiación y está demostrado que si va un hombre, consiguen más inversión.

La mujer debe estar dentro de esta cuarta revolución industrial, pero es la más vulnerable

¿Qué podemos hacer para que haya más emprendimiento femenino?
Hay que conseguir que las mujeres que han conseguido el éxito en el mundo tecnológico se conviertan en modelos de comportamiento, que sea algo cool. No solo ser modelo, que está muy bien, pero mostrar a las niñas en los colegios que hay otros caminos, para que cada una elija lo que le apasiona y desarrolle su carrera. Ahí tenemos la gran oportunidad. La sociedad debe acompañar. Desde la forma en que hablamos,  la familia… Es muy importante. En aquellas familias en las que hay un role model, las chicas van por ahí. Por eso hay que mostrárselo también a quienes no lo tienen en casa. La mujer debe estar dentro de esta cuarta revolución industrial, pero es la más vulnerable, porque la parte de su trabajo que es automatizable es más alta que la de los hombres, porque están menos en posiciones de management.

A veces pensamos que la tecnología es solo para los listos
Estas tecnologías no son algo elitistas, no son para mentes privilegiadas. Es para cualquiera. Si tú te pones a estudiar lo puedes llegar a hacer. Hay que tener voluntad y empezar a contagiarse. Tiene que haber más mujeres que se formen y que se activen.

¿Te refieres a las carreras STEM [Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas]?
No se trata solo de las carreras STEM. Es algo que debe ser transversal, estar en todas las profesiones: desde un artista a un médico o un futbolista. Todo el mundo tiene que saber STEM, desde distintos ángulos, pero tiene que saberlo. Porque antes la tecnología y el negocio estaban a niveles diferentes, pero ahora están en el mismo. Para establecer diálogos y construir. Porque si alguien que es muy especialista en una materia se junta con alguien tecnológico, se hibridan ideas y se crea valor y empresas.

¿Qué les falta a las mujeres para ser mejores en emprendimiento?
Las mujeres tenemos que aprender a hablar el lenguaje financiero que hablan los inversores. Hay que saber trasladar los KPIs y las previsiones que ellos están esperando. Hay que adaptarse a la industria del emprendimiento.

¿Qué recomendarías a una mujer que esté pensando en emprender?
Que se haga de una asociación, no de la nuestra [risas], de cualquiera. Que se acerque a una escuela de negocios, que vaya a meetups donde haya más emprendedoras y que cree comunidad. Eso es lo más potente para mí: cuando estás en comunidad, te ayudas un montón. Ahora es fácil estar en comunidad, ni siquiera tiene que ser presencial, puedes hablar con cinco continentes a la vez.

¿Cómo nació la asociación?
Un grupo de mujeres hicimos un programa de mentoring para ayudar a otras mujeres que querían montar una empresa. A raíz de eso, de ayudarlas a hacer un plan de negocio, surgieron más que pasaban la voz a otras. Llegó un momento en que nos dimos cuenta de que teníamos que organizarnos y llamar a otras voluntarias.