Está claro que la movilidad circular es un terreno de juego que ofrece muchas oportunidades para el emprendimiento. Los vehículos de todo tipo son uno de esos bienes que -por regla general- infrautilizamos y a los que se puede sacar más partido.

Si ayer te contábamos la experiencia de venta de bicicletas de segunda mano con Tuvalum, hoy te vamos a hablar de este otro proyecto de movilidad circular, del que se pueden extraer muchas lecciones de emprendimiento.

Momoven se define como “el Airbnb de las motos”

Motos de alquiler

David Berbel, cofundador de Momoven define su proyecto como “el Airbnb de las motos” , una plataforma en la que puedes alquilar una -bien porque no tengas, bien porque quieras probar un modelo determinado durante un tiempo- u ofrecer la tuya en alquiler cuando no la uses.

Por la plataforma han pasado más de 4.000 motos y “aunque es verdad que donde más hay es en las grandes ciudades, en realidad se pueden alquilar en todas partes”, explica Berbel.

Hemos vivido la situación de no tener moto y no querer comprar una

Detectar la necesidad

Berbel y su amigo desde el bachillerato, Pablo Carceller, como muchos otros emprendedores, detectaron la necesidad porque ellos mismos la tenían. “Hemos vivido la situación de no tener moto y no querer comprar una porque solo la disfrutas unos momentos determinados del año.

Y también la otra cara de su solución: “la de tener una moto, no utilizarla durante largas temporadas del año y pensar ojalá hubiese alguna plataforma para poder alquilarla cuando no la uso”.

A eso se sumaban otros condicionantes: “No existía la posibilidad de alquilar o no era la moto que te gustaba. Y, si era la que te gustaba, los precios eran súper altos”.

De hecho, llegaron incluso a intentar utilizar otras plataformas, como las de alquiler de coches. Pero no lo consiguieron. Pero pensaron que si funcionaba en otros segmentos, podría hacerlo en el de motos.   

Ser los primeros es bonito, pero también es difícil

Educar al mercado

Como era previsible, el camino ha sido duro. “Lo más difícil es que, aunque es bonito ser los primeros, la parte mala es que tienes que llegar a un mercado que nunca ha alquilado su moto”. A lo que se añade la dificulta de que “parte de ese mercado ve como un pecado hacerlo”.

Por eso, una de las principales labores ha sido la de “educar al mercado”. Hoy, ya notan el cambio de mentalidad y aseguran que “hay mucha gente que sí está dispuesta a alquilarla, porque ven que es una posible fuente de ingresos que no están aprovechando”.

Otra forma de verlo

Pero los motivos van más allá de los puramente económicos: “También hay quien la ve como una filosofía de vida; ¿por qué no voy a compartir algo que a mí me da tanta satisfacción, si además gano algo extra y sé que para el otro particular es su sueño probar mi moto?”.

Y explican que, como ellos mismos son usuarios de la plataforma, “cuando te devuelven la moto, la cara de felicidad… eso mola”.

“Cada vez hay más gente que abre los ojos, pero es algo que cuesta”, explica. “Pero también nos parecía raro compartir un viaje en coche con personas desconocidas. Siempre hay alguien que está dispuesta a dar ese paso y detrás van los demás”.

Más dificultades

Otra de las grandes trabas fue “encontrar una aseguradora que quisiera dar cobertura al servicio que ofrecemos”. Y añade que otro aspecto clave es “obviamente, como cualquier startup o proyecto, la financiación, el acceso a aceleradoras que te puedan ayudar para darte nociones que desconoces”.

Aun así, nunca han tirado la toalla: “Frente a las barreras, siempre hemos optado por seguir luchando y al final han salido las cosas”. Aunque no niega que la tentación de otra carrera profesional es grande y entre risas dice: “Anda que no se piensa veces eso, irte de funcionario o de profesor [su madre es profesora]. No estaría mal tampoco, pero eso se piensa solo en los momentos malos. En los momentos buenos, que son muchos, poder dedicarte a algo que te apasiona, crear un mercado inexistente y que la gente lo valore y lo ponga en los comentarios… eso compensa”.

Futuro

"Nacimos como plataforma digital, pero vimos que a la gente le gusta ver motos. Aunque vendamos que queremos todo lo más tecnológico posible, hay cierta gente a la que le gusta ver las motos", explica Berbel. Por eso, "por un lado, estamos empezando a coger flota de motos propia para intentar también cubrir la sobredemanda que tenemos, que por un lado es bueno, pero hay que completarlo con una oferta. Las estamos empezando a distribuir por ciudades".

El año que viene esperan abrir tienda propia en Madrid y Barcelona, con flota de motos, y "a finales vamos a internacionalizar nuestro modelo a un país europeo que posiblemente sea Italia". Los siguientes pasos serán seguir a otros países, también en Europa, como Francia y Portugal.