Este sábado, 5 de junio, se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Y, en este caso, se trata de una celebración muy especial, porque supone el arranque del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas (2021-2030), bajo el lema #GeneraciónRestauración.

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Como señalan desde la ONU, “se trata una misión global para revivir miles de millones de hectáreas, desde bosques hasta tierras de cultivo, desde la cima de las montañas hasta las profundidades del mar”.

Hay medidas que todo mundo puede tomar respecto a cada ecosistema

Enorme impacto
Por supuesto, porque el impacto en nuestras vidas es enorme: “Solo con ecosistemas saludables podemos mejorar los medios de vida de las personas, contrarrestar el cambio climático y detener el colapso de la biodiversidad”.

La institución clasifica los ecosistemas en siete tipos: bosques y árboles, ríos o lagos, pueblos y ciudades, océanos y costas, tierras de cultivo y pastizales, montañas y turberas.

Desde Naciones Unidas nos recuerdan que “hay medidas que todo mundo puede tomar respecto a cada ecosistema”. Pero también recomiendan no obsesionarse con todos y centrarse en las acciones que cada quien tenga capacidad de realizar.

Naciones Unidas recomienda optar por un estilo de vida ecológico

#GeneraciónRestauración
En el plano personal, recomiendan optar por un estilo de vida ecológico, elegir productos y servicios “con etiquetado ecológico creíble”, comprar a distribuidores locales y apoyar productos agrícolas adaptados a sus ecosistemas locales.

También puedes ayudar a que el movimiento #GeneraciónRestauración se haga viral. O aprovechar tu propia creatividad para apoyarlo: desde pintar un mural u organizar un concierto, hasta llevar a un grupo de personas de excursión a un ecosistema amenazado.

Pero no solo es cuestión de hacer ruido. En la política podemos hacer mucho con apoyo “a los partidos políticos y líderes que tengan un firme compromiso con la restauración, el desarrollo sostenible y la justicia social, particularmente si han mantenido promesas pasadas para prevenir el deterioro del medio ambiente”.

Hay muchas pequeñas acciones que podemos realizar todos los días

Ni fácil ni imposible
No es una tarea fácil. Desde Naciones Unidas nos advierten de que “la restauración de los ecosistemas es una tarea global de una escala gigantesca. Significa reparar miles de millones de hectáreas de tierra, un área mayor que China o Estados Unidos, para que la gente tenga acceso a alimentos, agua potable y empleos”.

Sin embargo, no es imposible: incluye muchas pequeñas acciones que podemos realizar todos los días: cultivar árboles, reverdecer nuestras ciudades, repoblar nuestros jardines con especies silvestres o limpiar la basura de los ríos y costas.

El primer paso es conseguir que se involucre el mayor número de personas posible

Beneficios
La restauración de los ecosistemas implica beneficios, porque “por cada dólar invertido en restauración, se pueden esperar al menos entre siete y treinta dólares en beneficios para la sociedad”. Además, crea empleos en las zonas rurales, donde más se necesitan.

Si quieres pasar a la acción, el primer paso es conseguir que se involucre el mayor número de personas posible. De esa forma, conseguirás tener una visión más completa, desde distintas perspectivas, sobre la naturaleza y sus beneficios.

Cuando ya sepas lo que quieres hacer y lo que puedes hacer, desde Naciones Unidas te recomiendan marcarte unos objetivos y medir tu progreso. Puedes buscar indicadores que te permitan llevar un registro de cómo estás ayudando a la regeneración. Y no tienes que hacer tú todo el trabajo. La naturaleza se ayuda a sí misma.

Qué puedes hacer
Aquí dejamos unas cuantas ideas propuestas por Naciones Unidas para la regeneración de los ecosistemas.

Bosques y árboles: plantar ejemplares, ayudar a la regeneración natural para que rebroten por sus propios medios y restaurar paisajes forestales.

Ríos o lagos: limpiarlos, regular el acceso y restaurar la vegetación. Además, es preciso planear de forma sostenible la pesca y las cosechas, evitar el vertido de contaminantes químicos y las infraestructuras como presas que ya no sean necesarias.

Pueblos y ciudades: creación de áreas verdes en espacios públicos, realización de campañas para fomentar la sostenibilidad en la ciudadanía, cuidar microecosistemas como un jardín, las instalaciones de un negocio o una escuela.

Océanos y costas: limpiarlos, con la colaboración de personas de todas las edades; restaurar la vegetación tanto por encima como por debajo del nivel del agua, usar el océano de forma sabia, con un desarrollo costero y oceánico y una pesca sostenibles.

Tierras de cultivo y pastizales: invertir en la naturaleza, confiar en la diversidad, mantener los pastizales íntegros, organizar el pastoreo de forma sostenible y devolver las especies nativas.

Montañas: restaurar los escudos forestales, restringir la extracción y las excavaciones, permitir la migración de ecosistemas, fomentar la resiliencia en los cultivos y aprender de las experiencias.

Turberas: protegerlas, contener los drenajes, acelerar la recuperación y restringir las presiones.