Clint Eastwood tiene 95 años y en 2021, con 91, dirigió y protagonizó Cry Macho. En los últimos 35 años, desde que cumplió los 60, ha participado en 19 películas. Entre ellas, clásicos como Gran Torino, Million Dollar Baby, Space Cowboys, Poder absoluto o Los puentes de Madison, todas ellas dirigidas y protagonizadas por él mismo. Y no es la única persona que con más de 6 décadas de vida ha seguido aportando valor a la sociedad y ha conseguido el reconocimiento de todo su sector.
El número de personas mayores de 60 años se ha duplicado en 30 años
Hoy celebramos el día internacional de las Personas de Edad, que promueven las Naciones Unidas. “Lejos de ser beneficiarias pasivas, son impulsoras del progreso y aportan sus conocimientos y experiencia en ámbitos como la equidad en la salud, el bienestar económico, la resiliencia de las comunidades y la defensa de los derechos humanos”, explica la institución.
En 2035 habrá más personas de 80 años que bebés
Más mayores
Según datos de la ONU, el número de personas mayores de 60 años en el mundo se ha duplicado en los últimos 30 años: de 541 millones en 1995, a 1.200 en 2025. Las previsiones sitúan la cifra en 2.100 millones en 2050.
Las institución explica que la esperanza de vida mundial ha alcanzado los 73,5 años en 2025, lo que supone un aumento de 8,6 años desde 1995. El número de personas de 80 años o más aumenta aún más rápidamente y se prevé que supere el número de bebés a mediados de la década de 2030 y alcance los 265 millones.
“La evolución demográfica hace que la acción sea más urgente que nunca. Las personas de edad son un segmento de la sociedad en rápido crecimiento, especialmente en los países en desarrollo. Las políticas que empoderan a este grupo de edad, garantizan el acceso equitativo a la atención sanitaria y la protección social y eliminan la discriminación son esenciales para el desarrollo sostenible en un mundo que envejece”, advierte la ONU.
Más necesidades
También recuerda que “a medida que la población envejece, ha aumentado la demanda de asistencia sanitaria y asistencia social, especialmente para las personas con enfermedades como la demencia, una de las principales causas de dependencia y discapacidad en las personas mayores. La atención especializada es ahora indispensable para satisfacer estas necesidades crecientes”.
Y, como en otros aspectos de la vida, las mujeres vuelven a ser las más vulnerables. Ellas, “que constituyen la mayoría de los receptores de cuidados y cuidadores, representan casi el 70% de las horas de cuidados informales en todo el mundo. Esto ocurre sobre todo en los países de renta baja y media con servicios de cuidados limitados, lo que hace a las mujeres más vulnerables a la pobreza en la vejez”.
Este cambio en la distribución de la población de los países “hacia edades más avanzadas —lo que se conoce como envejecimiento de la población— empezó en los países de ingresos altos (en Japón, por ejemplo, el 30% de la población ya tiene más de 60 años), pero los cambios más importantes se están viendo actualmente en los países de ingresos bajos y medianos. En 2050, dos tercios de la población mundial de más de 60 años vivirá en países de ingresos bajos y medianos”.
Envejecimiento saludable
Pero vivir más no significa vivir mejor: “La proporción de la vida que se disfruta en buena salud se ha mantenido prácticamente constante, lo que implica que los años adicionales están marcados por la mala salud. Cuando las personas pueden vivir esos años adicionales de vida con buena salud y en un entorno propicio, su capacidad para hacer lo que más valoran apenas se distingue de la que tiene una persona más joven. En cambio, si estos años adicionales están dominados por el declive de la capacidad física y mental, las implicaciones para las personas mayores y para la sociedad se vuelven más negativas”.
Por eso, hay que empezar a cuidarse desde ya: “Mantener hábitos saludables a lo largo de la vida, en particular seguir una dieta equilibrada, realizar actividad física con regularidad y abstenerse de consumir tabaco, contribuye a reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, mejorar la capacidad física y mental y retrasar la dependencia de los cuidados”.
El reto
El incremento de personas mayores en las sociedades supone retos para estas. En primer lugar, por las diferencias en la forma de envejecer: “Algunos octogenarios tienen unas facultades físicas y psíquicas similares a las de muchos treintañeros. Otras personas, en cambio, sufren un deterioro considerable a edades mucho más tempranas. Una respuesta integral de salud pública debe atender las enormes diferencias que existen en las experiencias y necesidades de las personas mayores”.
Sin embargo, hay que saber valorar su aportación: “A menudo se da por supuesto que las personas mayores son frágiles o dependientes y que constituyen una carga para la sociedad. Los profesionales de la salud pública, así como la sociedad en general, deben hacer frente a estas y otras actitudes edadistas, ya que pueden dar lugar a situaciones de discriminación y afectar a la formulación de políticas y la creación de oportunidades para que las personas mayores disfruten de un envejecimiento saludable”.
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