Catalina Escobar lleva más de veinte años salvando vidas y todavía se le llenan los ojos de lágrimas cuando recuerda los de una de sus niñas o que en el confinamiento dos de ellas se quitaron la vida. Se nota la pasión por su labor en cada gesto y en cada frase. No le da miedo que le pinchen las ruedas del coche, ni que quienes mueven los hilos de la corrupción intenten callarle la boca [ni lo han conseguido, ni lo conseguirán, eso lo puedes tener claro].

Para comenzar nuestra conversación me muestra las vistas de Cartagena de Indias, con un café en la mano. Nada hace pensar que en menos de una semana vaya a realizar cuatro viajes. Uno de ellos, a España, a participar como ganadora de los Premios Sociales de Fundación MAPFRE.

Catalina Escobar lleva más de 20 años salvando vidas

El proyecto

Escobar fundó Fundación Juanfe tras perder a su segundo hijo, Juan Felipe, cuando tenía un año y medio de edad, en un accidente doméstico. Deja su carrera en el mundo empresarial y decide aplicar esos conocimientos al mundo de las entidades sin ánimo de lucro. “En aquella época, eran caridad. Dependían del chequecito, ayudaban a la gente. Pero yo me enfoqué en que fuera una fundación, con todo el carácter empresarial”.

La iniciativa tuvo éxito desde el principio. “Cartagena tenía la mortalidad infantil más alta del país. Estudié bien las estadísticas, de dónde venían las muertes, por qué se causaban. La corrupción era galopante, cero presencia del gobierno, instituciones inoperantes”, explica. Todo, en una ciudad que duplicó su población en una década por la llegada de personas desplazadas por el conflicto armado.

Los bebés nacían en circunstancias terribles en el hospital más grande de Cartagena de Indias

Paso a paso

El primer paso fue trabajar en reducir la mortalidad infantil. “Montamos una UCI neonatal en el hospital público más grande que hay acá, donde nace la mitad de los niños de la ciudad”, recuerda y hace hincapié en lo “terrible” de las circunstancias en las que lo hacían.

“El 60 por ciento de la población está fuera del sistema de salud”, recalca. Fue precisamente en ese colectivo en el que se centraron. Pagaban sus costes sanitarios y los resultados fueron espectaculares: en los primeros siete años de actividad de la UCI, la mortalidad infantil en la ciudad se redujo en un 81 por ciento y más de 4.900 recién nacidos salieron adelante gracias a Juanfe.

En siete años, más de 4.900 recién nacidos salieron adelante gracias a Juanfe
En siete años, más de 4.900 recién nacidos salieron adelante gracias a Juanfe

Seguimiento

El siguiente problema es que nadie hacía un seguimiento de esas niñas y niños. “No tenían quién los atendiera y montamos un centro médico de primer nivel”. En sus once años de actividad, atendieron a más de 204.000 pacientes y sacaron de la desnutrición crónica a más de 22.000.

“Nos dimos cuenta de que quienes daban a luz a esos bebés eran niñas, adolescentes. Ahí vimos que el problema era la etapa anterior”. A sus puertas comenzaron a llegar “niñas procedentes de la prostitución o suicidas”. Tres de cada cuatro de las personas que ayuda Fundación Juanfe en Medellín han intentado quitarse la vida en algún momento. La raíz del problema está en que han sufrido “todo tipo de violencia, son niñas olvidadas por la sociedad”.

La niñas en dos años pasan de la pobreza extrema al mercado laboral
La niñas en dos años pasan de la pobreza extrema al mercado laboral

Fracaso inicial

Al principio, el trabajo con ellas fue un fracaso. “Volvían a quedarse embarazadas”, explica Escobar. “Realmente vienen de ser hijas, nietas, bisnietas y tataranientas de mujeres exactamente en las mismas condiciones. No conocen otra cosa. Se casan porque su casa es un infierno y se van a otro infierno, a un maltratador”.

Reconoce que “me equivoqué mucho tiempo”, hasta que creó el modelo 360 grados, con el que se consigue que “en dos años pasen de la pobreza extrema al mercado laboral formal”. 

Líder

Escobar es consciente de su papel en Colombia y en el resto del mundo. “Liderar significa pisar callos, tener la voz, dar ejemplo de verdad, tener disciplina y determinación”. Y todo, “con una ética intachable”. 

Hoy en día, Juanfe ha ayudado directamente a más de 246.000 personas. “Los indirectos ya ni los cuentas”, dice. Aun así, cuando le preguntamos si se arrepiente de algo, otra vez con lágrimas en los ojos responde: “De no haber empezado antes. Podría haber ayudado a más gente. ¿Por qué no empecé antes?”.