Déjenme que les cuente una historia, que es verano y tenemos tiempo. Hace diez años -en aquella época yo trabajaba en una entidad financiera- la oenegé Mundo Cooperante nos contó que un grupo de adolescentes de la India iban a venir a España y que quizá sería interesante que nuestros empleados conociesen su historia -sigan leyendo y entenderán por qué-. Y así lo hicimos. Montamos una exposición de fotografías con un día en la vida de los chicos, y ellos bailaron y compartieron mesa con nosotros en el comedor, además de reírse al verse en las imágenes. 

Por supuesto, cada uno de ellos tenía una historia que contar. Una historia triste y dura, de esas que nos resultan inimaginables en el primer mundo. Chicos y chicas que relataban, desde la inocencia perdida demasiado pronto, lo que habían vivido.

Con ellos venía quien los había rescatado y les había ofrecido la oportunidad de una vida nueva: Urmi Basu, fundadora de New Light. Urmi lleva décadas luchando por la dignidad de las mujeres y de sus hijos. Yo la he visto jugarse la vida -literalmente- con la policía de Calcuta -o Kolkata- por rescatar a alguno de esos niños. 

En todo el mundo, una de cada cuatro niñas es obligada a casarse antes de los dieciocho años

Hace poco, diez años más tarde de aquella visita que nos dejó el cuerpo lleno de alegría y rabia, Mundo Cooperante se volvió a poner en contacto conmigo para decirme que Urmi estaba de vuelta en España. Como es lógico, no pude dejar pasar la ocasión de charlar con ella otra vez. 

La encontré cambiada, Quizá algunas canas más. Puede que una arruga más en el rostro. Pero lo que permanecía intacto era su caminar pausado, pero decidido. Ese reflejo de su lucha en la que no tiene prisa, pero no está dispuesta a ceder un centímetro. También su sonrisa y el brillo en los ojos que tienen los soñadores siguen en su sitio.  

“En New Light llevamos quince años tratando de evitar que las niñas sean arrastradas a la prostitución”, explica. “Y hemos tenido mucho éxito, por lo menos en el área inmediata en la que trabajamos. Pero a nivel nacional, sigue sucediendo.

Una niña debe tener la vida de una niña hasta que es una mujer ¿Cómo puede ser una esposa?

Para Basu, la clave está en la educación. “Ahora mismo estamos inmersos en un proyecto que se llama Niñas, no esposas. Una niña debe tener la vida de una niña hasta que es una mujer, hasta los dieciocho años, hasta que es adulta, Ni su mente, ni su cuerpo están preparados para ser una esposa y sus aspiraciones como niña no se han cumplido. ¿Cómo puede ser una esposa?”, pregunta. 

Un problema mundial

Según Naciones Unidas, en los países menos desarrollados un cuarenta por ciento de las niñas son obligadas a casarse antes de los dieciocho años y un doce por ciento antes de los quince. Pero no se trata solo de un problema del tercer mundo. Las cifras a nivel mundial también son preocupantes: una de cada cuatro niñas se convierte en esposa antes de los dieciocho. “El matrimonio infantil es una amenaza para las vidas y la salud de las niñas y limita sus perspectivas de futuro. Las niñas forzadas al matrimonio suelen quedarse embarazadas durante la adolescencia, lo que incrementa el riesgo de complicaciones en el embarazo o en el parto. Estas complicaciones son la causa principal de fallecimiento entre las adolescentes más mayores”, explican desde la ONU.

#Noalmatrimonioinfantil

Ser niña es un derecho

El proyecto Niñas, no esposas ha sido uno de los elegidos por Mundo Cooperante para su convocatoria “Ser niña es un derecho”. Junto a New Light, un total de cuarenta organizaciones de quince países recibirán financiación para distintas iniciativas cuyo objetivo es precisamente ese: que las niñas vivan vidas de niña. “Estamos muy contentos de esta alianza con Mundo Cooperante”, afirma Urmi. 

Además de recibir financiación para los proyectos, las diferentes oenegés estarán en contacto para crear una red en la que compartir ideas y experiencias “para no repetir los mismos errores en nuestro proceso de aprendizaje”.

Le pido que me cuente qué ha sido de aquellos chicos, una década después, ahora que tienen veinticinco años. Y en su respuesta se demuestra la realidad y la importancia de la actividad de oenegés como New Light. Todos ellos han podido escapar de un destino que les deparaba una vida muy diferente a la que llevan. Urmi me cuenta que uno de ellos trabaja en una compañía de cruceros -va desde Los Angeles hasta Alaska-, que dos de las chicas trabajan como enfermera y profesora… Cada vez que relata cómo viven ahora, se le ilumina el rostro.

Por eso, no me extraña su respuesta a la pregunta de si no está cansada de luchar, Reconoce que un poco, pero que se han producido cambios, aunque sean pequeños, y eso la anima a seguir adelante cada día:“He visto avances, aunque sean limitados. Si me rindo, ni siquiera ese progreso sucedería. Así que, no tengo opción de dejarlo”.