El director ejecutivo adjunto de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Paul Simons, subrayó ante el reto de la transformación energética que el Acuerdo de París y el Libro de Reglas aprobado el pasado mes de diciembre en la cumbre del clima de Katowice (COP24) requieren “esfuerzos significativos en eficiencia energética y energía renovable”. Lo hizo en el marco de un seminario sobre ‘Transiciones energéticas. Un reto mundial’, organizado por la Fundación Naturgy en Madrid y que fue inaugurado por el secretario de Estado de Energía, José Domínguez Abascal, junto al presidente de la Fundación Natrugy, Rafael Vilaseca.

Para el directivo de la AIE, organismo mundial de referencia en materia energética, “es necesario un mayor uso de la bioenergía, eólica, solar y otras energías renovables más allá del sector eléctrico, incluyendo el uso de combustibles y materias primas basadas en el hidrógeno”. Según expuso en su intervención, la energía eólica se convertirá en 2040 en la mayor fuente de generación eléctrica en la Unión Europea y la solar triplicará sus datos en esa misma fecha. Aunque desde la AIE, añadió, son muy optimistas con respecto a la energía fotovoltaica, al mismo tiempo ve un reto en la inversión para el almacenamiento:“Es muy importante producir pero también integrarlo en el sistema. Con un uso eficiente de las redes se podría utilizar la producción de España en países como Suecia”.

“Las transiciones energéticas son complicadas en todos los países y se necesita mucho apoyo. No hay una solución ideal porque cada país tiene una realidad diferente”, concluyó Simons.

"Las políticas gubernamentales constituyen el driver fundamental de la transición energética”

El presidente de la Fundación Naturgy, Rafael Villaseca, subrayó que “diversos estudios del World Energy Council y de la AIE indican que la transición energética es ya un fenómeno mundial que tiene, sin embargo, motivaciones y ritmos de desarrollo distintos en cada país, en función de aspectos como la demanda energética, los recursos energéticos propios, el mix eléctrico existente y el nivel de desarrollo de la innovación tecnológica”. “Si los objetivos y motivos son distintos, también lo son las políticas de los gobiernos, y los riesgos y oportunidades que se plantean en cada país. Esto es importante, pues las políticas gubernamentales constituyen el driver fundamental de la transición energética”, afirmó Villaseca.

El secretario de Estado de Energía, José Domínguez Abascal, y Rafael Villaseca,  presidente de la Fundación Naturgy, Rafael Villaseca

El secretario de Estado de Energía, José Domínguez Abascal, y Rafael Villaseca,  presidente de la Fundación Naturgy, Rafael Villaseca

Por su parte, el secretario de Estado de Energía, José Domínguez Abascal, trazó la hoja de ruta marcada por el Gobierno en España, que contempla una inversión de 90.000 millones. “El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima recientemente enviado a la Comisión Europea contempla un ambicioso plan de implantación de energías renovables porque entendemos que son las fuentes de energía más baratas para España”. Según subrayó, estamos ante una “gran oportunidad” para nuestro país, que ha demostrado su capacidad para estar “en la primera fila de la transformación energética”, un camino que, añadió, “no debemos abandonar”.

Los casos de Alemania y Francia

Para tratar el caso concreto de transición energética en Alemania, participó el profesor titular de la European School of Management and Technology (ESMT Berlín), Christoph Burger. El experto detalló que el país inició la Energiewende, la llamada transición energética, a principios de la década de 1990. “Hoy, unos 30 años después, el 95% de la población sigue apoyando la expansión de las energías renovables. Sin embargo, critican que la Energiewende no es lo suficientemente rápida, pero sí demasiado costosa, caótica e injusta”.

Burger dio a conocer los resultados de un análisis de 8 países y 7 modelos de negocio, que “indicarán los principios de gobernanza, los nuevos modelos de negocio y las competencias básicas para un futuro energético incierto”. Entre estas competencias, están la digitalización, el customer-centricity o las asociaciones y servicios combinados.

La directora del Programa Clima del Instituto de Desarrollo Sostenible (IDDRI), Lola Vallejo, presentó el marco legislativo de la acción climática en Francia, así como una evaluación de los progresos realizados en la reducción de las emisiones de carbono en sectores clave como la energía o el transporte. Vallejo explicó que “Francia se ha fijado por ley el objetivo de reducir el 80% de sus emisiones con respecto a 1990 (2015), junto con un sistema de presupuestos quinquenales de carbono. Tras su elección, el ministro de Medio Ambiente de Macron se comprometió con el país a alcanzar la neutralidad de carbono para 2050 en su Plan Climático (2017)”.

Según aseguró, ante el crecimiento de las emisiones en los últimos dos años, “el Gobierno está adoptando medidas para triplicar el uso de energía eólica y quintuplicar el de la energía fotovoltaica". Vallejo subrayó asimismo la creación de un comité de expertos independiente (CETE) para asesorar y revisar el importante reto de la transición energética.

“En Francia, la mayor parte de la población, en especial los jóvenes, están concienciados con la transición energética. El problema está en el cómo”, añadió poniendo el ejemplo de la protesta de los chalecos amarillos, que se originó cuando el Gobierno de Emmanuel Macron pretendió subir el impuesto a los carburantes del que las grandes compañías de transporte y los servicios de aviación están exentos.

Responsabilidad moral

Cerró la sesión Joan Herrera, director general del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), quien puso en valor el reto “extraordinario” de la transición energética, pues “somos la primera generación que va a ver los efectos del cambio climático y la última generación que va a poder evitarlos. Tenemos una responsabilidad moral. El cambio climático es el principal reto de la humanidad en el siglo XXI”. Asimismo, apostó por la vertiente energética y posicionó el objetivo de la transición como “palanca de cambio que nos permite reverdecer la economía y reindustrializar España. Si hay una oportunidad para este país, es la transición energética”.

Por su parte, el director general de la Fundación Naturgy, Martí Solà, afirmó que “es importante que la elaboración de la estrategia de transición energética en España tenga en consideración la garantía de suministro, un coste competitivo a nivel mundial y un impacto ambiental asumible dentro de los acuerdos internacionales firmados por España”.

Formación en energía y medio ambiente

Este seminario forma parte de las actividades de formación que la Fundación Naturgy realiza en distintas ciudades españolas sobre temáticas relacionadas con la energía y el medio ambiente, con el objetivo de promover el uso racional de los recursos energéticos y fomentar un desarrollo sostenible. La Fundación Naturgy, fundada en 1992 por la compañía energética, también desarrolla programas de acción social, tanto en el ámbito nacional como internacional, incidiendo especialmente en actuaciones destinadas a paliar la vulnerabilidad energética. En el ámbito cultural, promueve acciones orientadas a la preservación y difusión del patrimonio histórico del sector del gas y la electricidad.