Las enfermedades cerebrovasculares son la tercera causa de mortalidad en todo el mundo tras las cardiacas y el cáncer, según la Organización Mundial de la Salud. Pero no solo las muertes son importantes. Sus secuelas físicas y mentales -disminución de las capacidades motoras y cognitivas- hacen que también su impacto en las vidas de las personas, económico y social sea el más elevado.

En Neurobots, una startup brasileña que ha sido una de las ganadoras en los premios Fundación Mapfre a la innovación social, se han propuesto mejorar la calidad de vida de quienes las sufren. Hemos hablado con Julio Dantas, uno de sus fundadores, para que nos explique cómo consiguen recuperar una parte importante de la movilidad de los pacientes.

Julio Dantas en la entrega de los premios de la Fundación Mapfre a la innovación social

¿En qué consiste vuestra solución?
Es un exoesqueleto del miembro superior y un interfaz cerebro-ordenador. Sirve para terapia de recuperación para pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular, que son los que provocan mayores pérdidas de capacidad motriz. Pedimos a los pacientes que piensen en mover la mano. Nuestros sensores recogen esa actividad cerebral y la analizan con un software que hace que el exoesqueleto mueva la mano del paciente. Es decir, el paciente es capaz otra vez de controlar la mano con el cerebro. Además, esto hace que el cerebro sea capaz de crear nuevas conexiones y recuperar las funciones que había perdido con el accidente cerebrovascular.

¿Como se os ocurrió la idea?
En 2014 mi socio fue al Reino Unido y empezó a utilizar esta tecnología. En 2016 regresó a Brasil y empezamos a trabajar juntos. Al principio solo éramos dos tipos jugando con una tecnología muy cool. Pero luego descubrimos el verdadero potencial de la solución para este tipo de rehabilitación. En 2017 hicimos el desarrollo y en 2018 las pruebas en nuestra universidad. Ahí vimos que con solo dos semanas de terapia  con nuestra solución, los pacientes incrementaban su movilidad en un 30 por ciento.

Los dos somos ingenieros biométricos y al principio solo teníamos la tecnología, no la solución. Pero después descubrimos investigaciones y ensayos clínicos que podían servirnos para diseñar una terapia. Nos dimos cuenta de que teníamos un gran problema y una solución para él, una oportunidad para hacer algo realmente grande.

No es necesario estar en Estados Unidos o en un país grande para hacer algo relevante

¿Cómo es ser un emprendedor en Brasil?
Ser emprendedor en un país en vías de desarrollo es duro, pero nunca ha sido un problema para nosotros. Sabíamos que teníamos una muy buena solución para un problema real. Es una cuestión de trabajr, de buscar buenos socios, de hacer contactos. No es necesario estar en Estados Unidos o en un país grande para hacer algo relevante.

¿Cuál es la clave del éxito?
La financiación y el tiempo son necesarios, por supuesto. Pero hablar con los pacientes y comprender de verdad su problema, sus necesidades es lo que marca la diferencia para diseñar una buena solución. No hay que enamorarse de la tecnología, hay que pensar en los pacientes.

En el fondo, suena a cliché, pero tiene que ser un equilibrio de todo. Sin financiación, no puedes hacer nada. Sin un buen ecosistema de contactos, de mentores, no aprendes como debes hacerlo. No se trata de hacer solo el mejor proyecto posible y marcharte a casa. Tiene que ser un grupo de personas con un propósito, solucionar un problema.

Hablar con los pacientes y comprender su problema es lo que marca la diferencia

¿Cómo habéis incluido la parte empresarial?, porque en eso no sois expertos…
Eso es un poco difícil para los ingenieros [risas]. Pero desde el principio es algo que nos ha motivado. Empecé a estudiar algunos programas en emprendimiento y a conectar con algunos mentores. Y he ido aprendiendo poco a poco. No ha sido sencillo, pero hemos sido capaces de superar el reto.

Y supongo que el impacto real en las vidas de las personas es tan importante como el negocio
Cuando hablamos con los pacientes y nos dan las gracias y nos cuentan cosas tan positivas, cómo sus vidas han cambiado por completo, te olvidas del negocio. Eso es lo que nos da una motivación extra para seguir trabajando.

¿En qué estáis pensando para el futuro?
Tenemos otros proyectos que nos estamos planteando: un exoesqueleto para los miembros inferiores, usar el neurofeedback para tratar la depresión y el déficit de atención… Tenemos una tecnología realmente potente que podemos aplicar a muchas soluciones.

¿Hacia dónde va la innovación en e-Health?
Creo que vamos hacia la integración. Con el software es más fácil conseguir escalabilidad y buenos números que con el hardware. Pero el hardware es lo que capta las señales y es fundamental para conseguir un buen procesoamiento de la información. Estamos consiguiendo cosas cada vez más baratas y que funcionan mejor. Por eso también estamos obteniendo más financiación en el sector, porque es un problema que va a ser más serio cada vez por el envejecimiento de la población.