Habla con la soltura de quien se sabe la lección y lleva años explicándosela a quien la quiera escuchar. Asegura entre risas tener “un pueblo grande”, porque gracias a ella han nacido ya entre 40.000 y 50.000 bebés, desde que empezó a dedicarse a la reproducción asistida, hace 30 años. Ha sido una pionera toda la vida y ahora ha rizado el rizo.

Se llama Juana Crespo y acaba de conseguir lo que parecía imposible: realizar el diagnóstico y el seguimiento del tratamiento de reproducción asistida de la paciente desde su propio domicilio.

Algo que puede parecer una tontería, pero no lo es si vives lejos de Valencia, donde está su clínica. “Una paciente de Lugo me dijo una vez que solo le había faltado coger un burro para llegar”.

Hay muchas mujeres, profesionales, a quienes les es muy difícil compatibilizar un tratamiento de reproducción asistida

Visión                                                            

Gracias a su visión y a una cierta dosis de cabezonería, ha conseguido ser la primera profesional de la reproducción asistida del mundo en lograr que sus pacientes se puedan realizar las ecografías en su casa y compartirlas con Crespo y su equipo a través de la nube.

Y no ha sido sencillo, ha tardado cinco años en lograrlo. “No sabes lo que me ha costado tecnológicamente, no te lo puedes imaginar”, explica. “Para mí era fácil. ¿Cómo que no se puede desde el terminal ecográfico subir las imágenes y que yo las reciba para poderlas valora, ver, realizar mediciones? Pues ha sido dificilísimo”.

Ahora somos nosotros quienes decimos a la tecnología: ayúdame, pero en las cosas que van a ayudar a mis pacientes

Nuevo perfil

Crespo es, sin duda, un ejemplo del nuevo perfil de profesional de la Medicina, que no espera a que le lleguen los avances tecnológicos, sino que los impulsa y los crea. “Esa tendencia se ha invertido totalmente. Ahora somos nosotros quienes decimos a la tecnología: ayúdame, pero en las cosas que van a ayudar a mis pacientes”.

Y eso exige nuevos aprendizajes: “Necesitamos conocer la tecnología para saber pedir lo que queremos y podernos adaptar”.

Sus pacientes le manden a la nube sus imágenes para que ella pueda tomar las decisiones necesarias

Solución

Después de tanto luchar por ello, por fin ha conseguido que sus pacientes le manden a la nube sus imágenes para que ella pueda tomar las decisiones necesarias. “La reproducción asistida es como cocinar”, comenta con desenfado. Hay que realizar muchas ecografías para analizar cómo evoluciona la paciente y no se pueden planificar. “Para la paciente es un lío tener que ir a tantos controles ecográficos, desplazarse, guardarse horas…”.

Las mujeres en tratamiento reciben un maletín con el terminal ecográfico y todo lo que necesitan para hacerse las ecografías en su casa, de forma mucho más cómoda. “Antes de irse a trabajar, se la hace, la sube a la nube y nosotros cuando la vemos, pautamos la medicación. Le evitamos los viajes para el control folicular. Viene un día, deja los ovocitos y se va. Y, a partir de ahí, nosotros controlamos el ciclo desde la clínica”.

“Hay muchas mujeres, profesionales, a quienes les es muy difícil compatibilizar, no solo la maternidad, sino un tratamiento de reproducción asistida”, afirma. “He tenido esta iniciativa porque creo que es una forma de hacer fácil un tratamiento de este tipo y sobre todo para poderlo compaginarlo con la vida laboral”.

El cambio tecnológico ha sido brutal

Espíritu innovador

Crespo ha sido inquieta e innovadora toda la vida. “Si les contara a mis profesores de la universidad lo que hacemos ahora, estoy segura de que me dirían: tú estás loca, eso no puede ser”, reflexiona entre risas.

En 1987 se fue  durante un año a París a aprender a operar con técnicas endoscópicas. “Yo era muy jovencita, estaba acabando la residencia. Y cuando volví le dije a mi jefe de servicio: don Manuel, es el futuro, vamos a operar con agujeritos y cámaras de televisión. Y él me respondía: ay Juanita, es que eres muy joven y cualquiera te engaña; ¿cómo se va a operar con una cámara de televisión y unas pinzas microscópicas?, esto es sangre y pinza. Y yo le decía: que no, don Manuel, que el futuro está ahí”, revive. “El cambio tecnológico ha sido brutal”.