Este martes, el Atlético de Madrid tendrá que viajar a tierras neerlandesas para enfrentarse al PSV. El conjunto rojiblanco llega a este choque tras haber sufrido una dura derrota en su visita al Camp Nou y a San Mamés. Dos derrotas consecutivas que dejan mal sabor de boca tras haber labrado la racha de partidos sin ver la derrota en liga. En cuanto a su participación en Champions League, el equipo madrileño se encuentra en 12º posición con nueve puntos, solo un punto más que su rival de esta noche, lo que puede provocar que caiga posiciones, algo nada favorable viendo que tan solo quedan dos partidos para que finalice esta liguilla previa a la fase final de la Champions.

Entre las filas del conjunto de Eindhoven se encuentra un jugador que conoce muy bien lo que es capaz de hacer el equipo dirigido por Diego ‘Cholo’ Simeone, Yarek Gasiorowski. El central hispano-polaco, que jugaba la pasada temporada en el Valencia, puso rumbo al PSV en busca de minutos y los está consiguiendo. A día de hoy, se encuentra primero en liga, siendo el equipo menos goleado del torneo, a tan solo un punto del Atlético de Madrid y a dos puntos de la clasificación directa a los octavos de final de la máxima competición continental.

Toda una vida en Valencia

El defensa nació en Polonia, ya que su padre es de allí, pero a la edad de siete años entró en la cantera del Valencia. Allí se desarrolló como futbolista hasta que finalmente cumplió su sueño y debutó en el primer equipo en la temporada 23/24. Por desgracia, su irrupción coincidió con una de las peores etapas del club, con malos resultados deportivos y una inestabilidad en los despachos que impiden que uno de los equipos históricos del fútbol español remonte el vuelo.

En una entrevista a El País declaró que su sueño era seguir jugando en el Valencia, pero que la falta de minutos provocó su salida hacia los Países Bajos y, a su juicio, fue una decisión acertada: “A los siete años entré en el Valencia, toda mi vida allí, en el club en el que soñaba todo. En la última temporada estuve tres o cuatro meses sin jugar. En la vida hay que tomar decisiones y acerté. Para el Valencia, económicamente, también fue bueno. El PSV es un equipo al que le gusta jugar mucho el balón, tenemos esa identidad, aunque el partido vaya mal”, declaró.

Su viajes por las tierras de Eindhoven

El central de 20 años llegó al PSV a cambio de nueve millones de euros. Este traspaso benefició a ambas partes: por un lado, el Valencia recibía una buena cantidad de dinero y, por otro, el jugador obtenía el protagonismo que no tenía en Mestalla. El hispano-polaco se ha convertido en un imprescindible para su técnico, Peter Bosz, jugando 21 partidos, 19 de ellos como titular. Además, ha aportado dos goles y una asistencia.

En cuanto a su participación en Champions, destaca ese último partido en el que visitó Anfield y se tuvo que enfrentar a uno de sus referentes, Virgil Van Dijk. El partido terminó 1-4 a favor de los visitantes y el papel de Yarek fue determinante para que los de Arne Slot anotasen tan solo un tanto: “Antes de empezar sentí ese hormigueo, pero esto es fútbol. Da igual que estén Salah o Ekitike, cuando toco el primer balón trato de jugar como cuando lo hacía con mis amigos en el polideportivo”, explicaba.

Reconoce que el conjunto rojiblanco será un rival muy complicado que no les pondrá las cosas fáciles, pero asegura que en el PSV están muy confiados con su estilo y que irán a muerte hasta el final: “Muy competitivo, vamos al máximo, no nos conformamos aunque vayamos ganando 3-0. Tenemos claro a qué jugamos, vamos a muerte con ese plan”, argumentó en el medio citado.

"No hay manera, él es feliz así"

Muchos padres piensan que si sus hijos llegan a ser futbolistas profesionales dejarían su trabajo para vivir la vida, gracias al apoyo de sus hijos. Sin embargo, ese no es el caso del padre de Yarek. Camionero de profesión, y a pesar de la posición privilegiada de su hijo, no ha dejado de realizar jornadas de varios días acompañado por su camión. El jugador admite que ha intentado que su padre deje de trabajar, pero reconoce que él es feliz de esta forma.

“No hay manera, él es feliz así. Hablo mucho con él, cuando me llama y escucho eco, pienso: ya está este hombre en el camión. A la mínima que puede lo coge y se marcha tres o cuatro días. Me ayuda mucho, su opinión siempre es una perspectiva desde fuera”, relata entre risas y resignación. También mantiene una relación muy estrecha con su hermana, con la que habla a diario y le ayuda a sentirse acompañado: “Hablamos todos los días y es una persona importante para mí porque me hace sentir que nunca estaré solo. Soy muy tranquilo para todo, incluido el fútbol”, argumenta.

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