La carrera deportiva de Leo Messi está fuera de toda discusión. El crack argentino es el jugador con más Balones de Oro y títulos de toda la historia del fútbol, además de poseer más Botas de Oro que nadie y ser el máximo asistente de siempre. La leyenda del FC Barcelona ha sido de esos jugadores que levantan del sillón, de los que hacen que uno se enamore del balompié y que convierte lo extraordinario en lo rutinario. Por ello, no es de extrañar que, en el duelo directo, Messi gane a casi todos sus rivales. Sin embargo, el argentino también tiene sus bestias negras.
Una de ellas es el delantero alemán Thomas Müller. El que fuera jugador del Bayern Münich ha sido toda una pesadilla tanto para el Barcelona como para el propio Leo Messi, que ha sufrido varias de sus derrotas más amargas frente a él. Sin ir más lejos, el argentino perdió en la final del Mundial 2014 ante la Alemania de Müller, y recibió sendas goleadas con el FC Barcelona cuando este se enfrentó al Bayern con el alemán en el campo. Muy recordado es el 2-8 de 2020, pero también el 7-0 en el global con el que el cuadro teutón eliminó a los culés de la Champions en la temporada 2012/13.
Thomas Müller ha derrotado en más ocasiones a Messi que el eterno 10 a él, y tendrá la oportunidad de aumentar esa cifra. Ya en el ocaso de sus carreras, ambos futbolistas juegan sus últimos partidos en la Major League Soccer (MLS) de Estados Unidos, y sus respectivos equipos han llegado a la final por el título doméstico. El Inter de Miami se medirá al Vancouver Whitecaps el próximo sábado para pelear por el campeonato.
Un duelo al que Messi llega en plena forma tras sumar 29 goles y 19 asistencias durante la temporada regular y generando 6 goles y 7 asistencias en cinco encuentros de playoffs. Además, se ha convertido en el máximo asistente de la historia con 405 gracias al pase que le brindó a Mateo Silvetti en la victoria por 5-1 ante el New York City en la final de la Conferencia Este. El argentino llegó al Inter de Miami cuando el equipo marchaba al final de la tabla clasificatoria en 2023, y ha conseguido llevarlo a la lucha por los títulos a base calidad, magia y socios de renombre como Luis Suárez, Sergio Busquets, Jordi Alba o Rodrigo de Paul.
Por su parte, Müller recaló en 2025 en Vancouver en un gran momento del cuadro estadounidense, llegando a la final de la Copa de Campeones de la Concacaf 2025 y perdiendo ante Cruz Azul. El alemán ha sido ese líder que necesitaba el equipo, aportando su carisma, energía, goles y calidad. Müller aseguró en la previa que deseaba medirse a Messi en dicha final: “Disfruto de ver a Messi jugar, pienso que Miami es un equipo realmente fuerte. Vimos que derrotó a New York en una forma muy fuerte. Es una gran final. Es una final que deseaba. Creo que es importante para todo el mundo”.
Lucas Vázquez, la bestia negra
El ex del Bayern tendrá la posibilidad de convertirse en el jugador que mejor balance posee ante el argentino, pero aún no lidera esa prestigiosa estadística. Por delante suya se encuentra un jugador que compartió con Messi la mayor parte de su carrera y, además, le dio tiempo a vencerle 7 veces cuando no se encontraron en el mismo equipo: Dani Alves. También en 7 ocasiones le ha ganado Lucas Vázquez. El exjugador del Real Madrid puede presumir de ser otra de las bestias negras tanto de Messi como del FC Barcelona.
Sin embargo, nadie ha podido convertir ese dominio en un relato tan peculiar como el de Müller: un jugador que, sin ser una superestrella mediática, ha conseguido aparecer siempre en el camino del argentino en los momentos más dolorosos.
Un último baile
El duelo del próximo sábado, por tanto, no solo decidirá el campeón de la MLS, sino que reabrirá una de las rivalidades más singulares del fútbol contemporáneo. Messi y Müller, dos futbolistas que representan visiones muy distintas del juego, se encontrarán por primera vez fuera del contexto europeo y con un título en juego que, si bien no posee el glamour de una Champions o un Mundial, sí puede añadir un capítulo inesperado a su larga historia cruzada.
En Miami saben que esta final es algo más que una oportunidad deportiva: es el momento de consagrar un proyecto que Messi ha transformado desde su llegada. En Vancouver, en cambio, es la ocasión de coronar el ciclo más ambicioso de su historia reciente, apoyado en la figura de un Müller que, como en sus mejores años en el Bayern, ha vuelto a ser decisivo en los metros finales y una brújula emocional para su vestuario.
La MLS, que nunca había tenido un enfrentamiento con tanta carga simbólica, celebra su final más atractiva y mediática. Messi busca cerrar un año perfecto en Estados Unidos, mientras que Müller aspira a demostrar que sigue siendo el jugador capaz de incomodar incluso al mejor de la historia. El último baile entre ambos está servido.
Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes
Síguenos en Google Discover