El fútbol siempre ha sido un espectáculo de masas, pero nunca había sido una industria global tan descomunal como en la actualidad. Los derechos televisivos internacionales, la irrupción de las redes sociales, la entrada de grandes fondos de inversión y la profesionalización extrema del marketing han transformado el deporte en una máquina económica sin precedentes. Comparar salarios de futbolistas de distintas generaciones no solo sirve para medir cifras, sino también para entender cómo ha cambiado el propio juego, su escala y su impacto cultural.
Pocas comparaciones ilustran mejor esa evolución que la que enfrenta a Robert Lewandowski, delantero del FC Barcelona en 2025, con Samuel Eto’o, una de las mayores leyendas de la historia reciente del club. Dos goleadores extraordinarios, dos épocas distintas y una brecha salarial que explica, por sí sola, cómo el fútbol pasó de ser un gran negocio a convertirse en una industria multimillonaria.
Un sueldo a la altura del polaco
Lewandowski llegó al Barcelona en 2022 como una superestrella global. Máximo goleador histórico de la Bundesliga, icono del Bayern de Múnich durante casi una década y referente de la selección polaca, su fichaje no solo respondía a razones deportivas. El delantero representaba una marca internacional consolidada, con enorme impacto mediático, comercial y publicitario. En 2025, su salario en el FC Barcelona se sitúa en torno a los 20,83 millones de euros brutos por temporada, una cifra que lo coloca entre los futbolistas mejor pagados del fútbol europeo.
Ese sueldo no se explica únicamente por los goles. Lewandowski es un activo global: genera ingresos en camisetas, acuerdos con patrocinadores, audiencias internacionales y posicionamiento de marca en mercados clave. El fútbol actual paga rendimiento, pero también paga alcance, influencia y visibilidad. Cada partido es contenido, cada jugador es una plataforma y cada estrella es una empresa en sí misma.
El camerunés, 5 veces menos que Lewandowski
Dos décadas antes, Samuel Eto’o vivía una realidad muy distinta, aunque su impacto deportivo fuera igualmente determinante. El camerunés llegó al FC Barcelona en 2004 y fue una pieza clave del equipo que dominó Europa bajo la dirección de Frank Rijkaard y posteriormente de Pep Guardiola. Goleador incansable, decisivo en finales de Champions y símbolo competitivo de una generación irrepetible, Eto’o fue uno de los mejores delanteros del mundo entre 2005 y 2009.
Sin embargo, el sueldo de Samuel Eto’o en su mejor momento como azulgrana, entre las temporadas 2005 y 2009, rondaba los 3,9 millones de euros anuales. Una cifra elevada para la época, pero que hoy resulta modesta si se compara con los estándares actuales. En aquel Barça convivían estrellas como Ronaldinho, Xavi o Iniesta, pero el reparto salarial y la estructura económica del club respondían a un mercado mucho menos inflado.
La comparación salarial entre Lewandowski y Eto’o es tan contundente como reveladora. El delantero polaco gana en una sola temporada más de cinco veces lo que percibía el camerunés en su mejor contrato en el FC Barcelona. Incluso desglosando cifras, el contraste es llamativo: lo que Lewandowski cobra aproximadamente en dos meses se acerca al salario anual completo que tenía Eto’o en la mitad de la década de los 2000.
Esta diferencia no implica que Eto’o estuviera infravalorado, sino que el fútbol operaba en otra dimensión económica. Los contratos televisivos eran más modestos, las redes sociales no existían como herramienta de monetización y el impacto global de un futbolista dependía casi exclusivamente de lo que ocurría sobre el césped. El fútbol era ya un negocio potente, pero todavía no había alcanzado el nivel de hiperexposición y globalización actual.
Eso no significa que Samuel Eto’o no haya construido una fortuna considerable a lo largo de su vida. Tras dejar el Barcelona, firmó contratos muy lucrativos en el Inter de Milán, el Anzhi ruso y posteriormente en clubes de Turquía y Catar, donde sus ingresos aumentaron notablemente. Además, tras su retirada, ha mantenido presencia en el mundo del fútbol como dirigente y figura institucional, además de desarrollar negocios e inversiones en África y Europa.
Mirar estas cifras en perspectiva permite entender por qué hoy se habla de futbolistas mejor pagados de la historia y por qué las comparaciones salariales entre antes y ahora generan tanto interés. No es solo cuestión de dinero, sino de contexto. El fútbol ha cambiado, y con él, la manera de valorar a sus protagonistas. Lewandowski y Eto’o, cada uno a su modo, son el reflejo perfecto de ese viaje económico, cultural y generacional que ha vivido el deporte rey.
Síguenos en Google Discover y no te pierdas las noticias, vídeos y artículos más interesantes
Síguenos en Google Discover