La historia de amor de Luis Figo y el FC Barcelona terminó como cualquier otra entre dos enamorados que se juran amor eterno: la cruda realidad pudo más que las bonitas palabras, y una de las dos partes sufrió más que la otra. El Barça vio como uno de sus capitanes y jugador emblema se marchó a las filas de su eterno rival, víctima de un pacto en el que no tuvo voz ni voto. Ahora, 25 años después, las partes solo se limitan a soportarse y se miran con recelo cada vez que se reencuentran. El próximo cruce entre Figo y el FC Barcelona se producirá este miércoles, en un partido y ante un rival con el que los azulgranas aún tienen muchas heridas por cerrar. Será otra visita de un ex, aunque este dejó mucho mejor recuerdo, la que pondrá a Luis Figo en el palco del Estadio de Montjuic: el PSG de Luis Enrique.

La UEFA, como celestina del encuentro, ha invitado al portugués a presenciar, como embajador de la organización, una de las grandes citas de la fase de grupos de la Champions League. Como no podía ser de otra forma, se avecina una pitada sonora en el feudo culé. La última vez que Figo pisó el campo del FC Barcelona (en aquella ocasión fue el Camp Nou) fue en 2010, siendo delegado del Inter de Milán. Aquel encuentro terminó con triunfo italiano, que Mourinho celebró corriendo por el césped mientras se encendieron los aspersores del estadio.

El exfutbolista compartirá palco con el que fuera presidente del FC Barcelona cuando se marchó al Real Madrid, Joan Gaspart, quien ha expresado en varias ocasiones su enemistad con el portugués: “En el mundo del fútbol solo tengo un enemigo y se llama Luis Figo”. La noche, por lo tanto, estará cargada de simbolismo al ser el del portugués uno de los capítulos que más huella han dejado en el barcelonismo.

Una herida que aún no cicatriza

Aunque todo sucediera hace más de 25 años, la salida de Figo de la entidad culé supuso la ruptura más traumática para toda una generación de aficionados que aún recuerda ese verano del año 2000. El portugués era el capitán de un barco que apenas comenzaba su andadura buscando dejar atrás el imborrable recuerdo del Dream Team. No fueron pocas las ocasiones en las que el futbolista juró fidelidad al blaugrana, pero terminó cediendo ante la jugada maestra orquestada por Florentino Pérez.

El actual presidente del Real Madrid compitió contra Lorenzo Sanz en las elecciones del club blanco y, durante toda la campaña, prometió que, si salía vencedor, Luis Figo firmaría por los merengues. Aquella promesa no parecía suficiente ante un proyecto sólido que había roto con la sequía europea de 32 años sin Champions, pero contra todo pronóstico, Florentino Pérez ganó y el resto es historia.

Pérez firmó un precontrato con el agente del jugador, José Veiga, que incluía una penalización millonaria en caso de que Figo no recalase en el Real Madrid. Por lo que, entre la espada y la pared, al portugués no le quedó otra que resignarse y convertirse en el fichaje más caro de la historia por aquel entonces. El Real Madrid pagó 61 millones de euros por su pase y el atacante terminó levantando el Balón de Oro que se ganó como jugador del FC Barcelona, con la camiseta blanca.

El Barça, desesperado por llenar el profundo vacío que dejó Figo en el club, gastó millonadas en varios jugadores que demostraron que un clavo no saca otro clavo: Overmars, Gerard López, Alfonso, Petit, Saviola, Geovanni, Christanval, Rochemback, Andersson… todos ellos fichajes que no cuajaron y que estuvieron presentes en la peor época a nivel deportivo del club.

El Camp Nou nunca perdonó el gesto de Figo. En su primer regreso como jugador del Madrid, la afición culé escribió una de las páginas más recordadas del fútbol mundial: un ambiente irrespirable, pancartas que lo tildaban de “pesetero” y una lluvia de objetos que alcanzó su punto culminante con la icónica cabeza de cochinillo lanzada al césped. Esa imagen dio la vuelta al planeta y quedó como símbolo del odio eterno que el barcelonismo le profesó desde entonces.

Años después, aunque las tensiones se han rebajado, la herida aún no está cerrada. La afición culé no olvida y, el pasado mes de mayo, Luis Figo protagonizó un encontronazo con un seguidor que le llamó “traidor”. El reencuentro de este miércoles supondrá una mirada hacia lo que pudo haber sido y no fue. Un amor intenso, que parecía eterno y que se diluyó entre falsas promesas. Sin embargo, donde hubo fuego, cenizas quedan, y por mucho resquemor que aún pueda existir, ambas partes convivirán de nuevo por una noche, en una cita que promete ser más que apasionante.

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