Estados Unidos ha entrado oficialmente en un periodo de recesión y lo ha hecho en el mes de febrero, según ha informado la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER), la encargada de estudiar la evolución de los ciclos económicos nacionales. 

La entrada en recesión supone el fin de la fuerte expansión económica de la mayor potencial mundial, con 128 meses consecutivos al alza. Es decir, el periodo de crecimiento más extenso de la serie histórica estadounidense, iniciada en 1854. 

"La magnitud sin precedentes de la caída del empleo y la producción, así como su amplio alcance en el conjunto de la economía, justifican la calificación de este episodio como recesión, incluso si resulta más breve que contracciones anteriores", asegura el NBER, a pesar de que la crisis económica del coronavirus y las medidas restrictivas presentan una realidad muy diferente a la de otras crisis. 

En cifras, el PIB de Estados Unidos sufrió una contracción anualizada del 5% en el primer trimestre del año, precisamente como consecuencia del impacto del coronavirus. La contracción se opone al crecimiento del 2,1% registrado en el trimestre anterior por la Oficina de Análisis Económico del Gobierno. 

Los nuevos datos demuestran que la mayor economía del mundo no vivía una contracción tan severa desde la crisis financiera global de 2008, concretamente desde el cuarto trimestre de 2008 cuando registró una caída del 8,4%. En esta línea, es la primera contracción de la economía desde el primer trimestre de 2014. 

Por otro lado, los datos de paro de Estados Unidos preocupan a nivel mundial mes a mes, registrando una tasa de desempleo en mayo del 13,3%, mejor dato que el 14,7% registrado en abril, cuando se perdieron 20,5 millones de puestos de trabajo en la economía norteamericana.