El Congreso de los Diputados, a través de una mayoría parlamentaria, ha decidido autorizar el uso de todas las lenguas cooficiales en el hemiciclo a gusto del orador. Este plurilingüismo, establecido en otras cámaras como el Parlamento Europeo o el Senado, no ha gustado entre muchos sectores conservadores y de extrema derecha, que han decidido atacar el cambio por su coste. El total desembolsado por las arcas públicas para obtener los medios técnicos que garanticen la correcta traducción de las lenguas asciende a los 53.000 euros, gasto que algunos han decidido tildar de desorbitado, pero que está muy lejos de otras partidas innecesarias.

La bandera de España gigante ubicada en la plaza madrileña de Colón tuvo un coste inicial de 378.000 euros, lo que supera en más de siete veces el coste que ha tenido para la Cámara Baja los medios técnicos de traducción. Además, los cambios de la tela de más de 300 metros que se producen dos o tres veces al año tienen un coste de 10.000 euros cada vez que se producen. No obstante, la excentricidad nacionalista no solo es cosa de Madrid. En Sevilla levantaron una bandera cuya instalación costó 197.000 euros, la de Oviedo ascendió hasta los 40.000 euros.

Ahora bien, el paquete técnico obtenido por el Congreso, más allá que para ondear para deleite de los viandantes, servirá para garantizar que los diputados electos puedan pronunciarse desde la tribuna en el idioma oficial que consideren oportuno. La practicidad o no de esta medida, que a muchos puede parecerles un despropósito al compartirse una lengua común, es otro debate; sin embargo, el intento de menospreciar una medida democráticamente aprobada por su coste, irrisorio por cierto para las cuentas de un Estado, es absurdo.

Lista de la compra

Más allá de este debate, ha trascendido la 'lista de la compra' que la Secretaria General del Congreso ha propuesto y que llevará a la reunión de la Mesa este martes. Previsiblemente, esta saldrá adelante al contar el PSOE y Sumar con mayoría en el órgano. La compra contempla 450 auriculares, que se sumarán a los 200 con los que ya se contaba, por el valor de 7.600 euros. La intención es garantizar que exista material suficiente y que, en caso de avería, ningún diputado quede desprovisto de material debido a la falta de existencias.

Es más, el material no será únicamente para los diputados. Como no podría ser de otra manera, los letrados, taquígrafas, periodistas acreditados y público presente contarán también con sus auriculares si así lo requieren. Para completar los 53.000 euros estimados, hay que sumar a la partida el coste del alquiler y mantenimiento de las pilas de petaca y de las antenas de radiofrecuencia, cuya cantidad asciende a los 45.900 euros. Este será el coste durante el primer año, posteriormente el Congreso deberá plantearse si sale más rentable comprar estos equipos o continuar con el arrendamiento.

Además, se han instalados dos pantallas gigantes a los lados del hemiciclo, desde donde los diputados podrán ir leyendo las traducciones simultáneas si esto les resulta más cómodo o si quieren complementar la traducción sonora. Así, podrá asegurarse la correcta comprensión de los discursos, se cubre un posible fallo de los dispositivos de audio y se garantiza la accesibilidad para personas sin audición. Además, para los que quieran seguir las sesiones de forma telemática, también se podrán seguir subtituladas a través de Internet.

El coste del material es este, pero deberá sumársele también los sueldos de aquellos traductores que desempeñen el trabajo. No se sabe con cuantos trabajadores se contará, dado que de momentos se seguirá la misma práctica que en el Senado y se contará con el número necesario en función de cada sesión plenaria. Por el momento, desde la Cámara Baja se tirará de una bolsa de doce profesionales que, en su mayoría, ya han desempeñado estas labores en la otra Cámara de representación. Este martes, primer pleno en que podrán usarse todas las lenguas cooficiales, tres traductores estarán pendientes.

Estos traductores, si bien se calcula que cuenten con un salario de 100 euros a la hora, aunque estos datos no son oficiales, no podrán percibir más de 15.000 euros hasta final de año al depender de un contrato menor de servicios, motivo por el que, una vez superada esta cantidad, no podrán ser recontratados con este tipo de contratación. Los trabajadores contratados para cada sesión plenaria no estarán presencialmente en el hemiciclo sino que trabajarán fuera de las dependencias parlamentarias, desde sus respectivos lugares de trabajo, como ellos mismos han solicitado.