Unai Sordo, secretario general de CCOO, y Pepe Álvarez, secretario general de UGT, se han dirigido a la carrera a las instalaciones del Ministerio de Trabajo y Economía Social para zanjar personalmente la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de una vez por todas. Allí se encuentra reunidos con Yolanda Díaz, titular de la cartera, tras la finalización de la reunión que tenía lugar este martes entre los representantes de ambas partes. A la mesa de negociación ha declinado acudir la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), que por segunda vez consecutiva ha dado plantón a la vicepresidenta. 

Por el momento, se desconoce la cuantía propuesta por el Gobierno y desde los sindicatos prefieren no revelar su posicionamiento. Lo que sí han trasladado fuentes de las organizaciones sindicales es que la intención de ambos líderes es continúar con las negociaciones y desbloquear la situación a lo largo del día. De alcanzarse un acuerdo, Sordo, Álvarez y Díaz podrían conceder una declaración conjunta para dar a conocer la cuantía que, finalmente, se establecerá. 

Mañana frenética

El martes comenzaba con posiciones muy diferenciadas entre los tres contendientes y con la confirmación de la no asistencia de la patronal. Con esta tesitura, se ha celebrado lo que los sindicatos aseguraban que sería el último encuentro antes de que Díaz decida la cuantía definitiva del aumento. Los sindicatos no se arrugaban en los momentos previos y mantenían su exigencia: una subida del 10% que catapulte la cuantía de los 1.000 a los 1.100 euros. Por su parte, la patronal se reiteraba en su propuesta a la baja, señalando los 1.040 euros como cantidad deseada, lo que supondría una subida del 4%, y declinando asistir a la cita. Mientras, la mayor prioridad del Gobierno era alcanzar un acuerdo, que parece posible únicamente con los sindicatos, oscilando en la horquilla propuesta por los expertos consultados por el Ministerio: entre los 1.046 y los 1.082 con una revisión a mitad de año.

A lo largo de la mañana, los máximos representantes de las partes se han pronunciado mientras la reunión transcurría. El presidente de la patronal de empresarios, Antonio Garamendi, ha justificado el plantón indicando que no contaba con ninguna propuesta del Ministerio, por lo que "no podía mandar" a ningún técnico a la reunión. "Qué mínimo que tener una propuesta ayer por la noche", ha añadido. Además, ha apuntando que no es una negociación de la mesa de diálogo social, es un proceso de previa consulta a los agentes sociales", por lo que no ha dudado en señalar que la única pretensión de la reunión era "solo la foto". 

Antes de las críticas del líder de los emrpesarios, Pepe Álvarez ha criticado el proceder de la CEOE por ser “una posición estética con una excusa poco razonable”. Más allá de la incomparecencia de los empresarios, ha exigido la “subida inmediata” de la cuantía que perciben aquellos que menos cobran y ha invitado a los que no quieren incrementar su valor a “que prueben a vivir un mes con 1.000 euros”. El líder de UGT ha dejado clara la posición de los sindicatos apuntando que “con 1.000 euros al mes no se puede vivir, con 1.100 alguien me dirá que tampoco y tiene razón”.

La última de las partes en pronunciarse antes de la reunión ha sido el Ministerio de Trabajo. En palabras del secretario de Estado de Empleo y Economía Social, Joaquín Pérez Rey, han "lamentado profundamente" que la CEOE haya decidido no asistir a la reunión. "No es de recibo que en una de las decisiones más importantes en materia laboral que se va a tomar en 2023 la patronal no esté en la mesa. Nos apena y queremos que reflexione", ha insistido el secretario de Estado. No obstante, se ha mostrado confiado en que el Gobierno y los sindicatos, "y esperemos que de modo remoto la patronal", pudiesen alcanzar un acuerdo que finalmente implicará a la ministra y los dos líderes sindicales.