Crece el malestar en los despachos del Palacio de Moncloa y del Ministerio de Defensa, por las presiones, hasta ahora fracasadas, de Airbus en su conflicto con el Gobierno. Desde septiembre, la multinacional ha mostrado su enfado por activa y por pasiva por no haber sido elegida como la coordinadora en España del proyecto FCAS que construirá los cazas europeos que sustituirán a los Eurofighter, frente a Indra, una empresa española.

La conformación del Gobierno ha supuesto un aldabonazo a Margarita Robles, que repite como ministra de Defensa, frente al deseo de Airbus de que la cartera pasase a alguien más cercano a sus intereses y que pudiese revertir la elección de Indra como coordinadora en España de este proyecto europeo que se lleva a cabo junto a Alemania y Francia.

En septiembre de este año, con el Gobierno en funciones, España eligió a Indra para que coordinase la parte nacional del proyecto de combate aéreo europeo que renovará los Eurofighter. En Francia, la empresa encargada será Dassault y en Alemania será Airbus. Sin embargo, esta compañía reclama tener también ese papel en España, mientras que el Gobierno de Pedro Sánchez se inclinó por Indra, una compañía española, para estar en igualdad de condiciones con los otros dos países.

Aún así, Airbus seguirá siendo el contratista de referencia. Pero esta situación no contenta a la compañía francesa, que ha seguido con sus presiones al Gobierno. De hecho, tras conocerse la decisión en septiembre, el presidente mundial de Airbus, Guillaume Faury, inició una ronda de presiones al Estado al más alto nivel. Tanto, que se entrevistó con el rey Felipe VI, con el presidente Pedro Sánchez; la ministra de Defensa, Margarita Robles; la de Industria; Reyes Maroto y el presidente de la SEPI, Vicente Fernández.

Una campaña que se diversificó en plena conformación del Gobierno de España. El día 8, Pedro Sánchez juraba el cargo y todavía no se conocía su gabinete. Un día después, el día 9, el presidente de Airbus España, Alberto Gutiérrez, reunía a varios medios de comunicación para hacer balance del año vencido. Allí, trasladó dos mensajes potentes. El primero: “No sé si este año está garantizado el empleo en las plantas andaluzas”.

Y el segundo, que ya no existe una “estrecha relación” con el Ministerio de Defensa y que la culpa está en no haber sido elegidos para liderar en España el proyecto del FCAS. Gutiérrez incluso llegó a hablar de buscar una solución amistosa cuando el Gobierno estuviera ya conformado y que se le devolviera “a Airbus el papel que le corresponde en este proyecto”, según recogía El País hace unos días. “Airbus necesita a España y España necesita a Airbus”, llegó a advertir Gutiérrez, con el mensaje de fondo de los empleos en las plantas andaluzas.

Unas presiones que no han sentado nada bien en Moncloa y en Defensa, que ha dado como respuesta la reafirmación de Margarita Robles y su equipo al frente de la cartera militar.