En medio de la vibrante actualidad política que vive España esta semana con la formación de Gobierno, se han producido una serie de movimientos soterrados que han pasado desapercibidos. Airbus ha desplegado sus armas políticas con la visita de su presidente mundial, Guillaume Faury, para presionar al más alto nivel con visitas al rey Felipe VI y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y boicotear la designación de Indra como coordinador industrial de España del FCAS, el mayor programa europeo de tecnología militar de los últimos 20 años y de donde saldrán los futuros cazas que sustituirán a los Eurofighter. Sin embargo, en Moncloa se ha encontrado con la negativa del Ejecutivo, que le ha trasladado y le trasladará su apuesta por la industria española en este vital proyecto de defensa.

Faury ha realizado una ronda de visitas que le ha llevado a reunirse con el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, la ministra de Industria, Reyes Maroto y el presidente de la SEPI, Vicente Fernández estos días y entre este miércoles y el jueves tiene en su agenda pasar por los despachos de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el rey Felipe VI.

El FCAS es el mayor y más ambicioso proyecto europeo de tecnología militar, con vista a los próximos 20 años, y tiene como objetivo desarrollar una nueva generación de aviones de combate que puedan relevar en 2040 a los cazas Rafale de Francia y los Eurofighter EF-2000 que usan Alemania y España. Dentro de la colaboración de estos tres países, España eligió a Indra, empresa en la que el país tiene una participación del 19% a través de la SEPI. Algo que en el momento de la decisión ya molestó a la multinacional Airbus, que desde su filial en España emitió un comunicado que solo ellos tenían “la escala, las capacidades y la experiencia” para liderar la parte española del proyecto.

No obstante, el mensaje transmitido hasta ahora a Airbus en los despachos institucionales, y el que se seguirá dando a Faury, es que la elección de una empresa 100% española como es Indra es la mejor opción para desarrollar la industria española. De hecho, Airbus seguirá siendo el contratista de referencia e Indra el coordinador, pero la intención es que la empresa española se sitúe al mismo nivel de importancia que Airbus en el equipo que se encargará del FCAS, donde la multinacional hará el papel de coordinador en Alemania y Dassault hará lo propio en Francia.

La elección de Indra no solo tiene componentes nacionales. Con su elección, el Gobierno busca asegurarse que España entra en igualdad de condiciones con Francia y Alemania y que el rol de nuestro país no es solo de producción, sino que también implica un desarrollo tecnológico dentro del programa tecnológico y militar de los últimos años que conllevará unos requisitos presupuestarios muy exigentes.

El programa FACS

El programa FACS supone un reto tecnológico sin precedentes para la industria española porque se trata de un programa aeronáutico donde el avión en sí no será el protagonista, sino que el foco se pondrá en el desarrollo de una nueva generación de sensores inteligentes vinculados a los radares y optrónica, el desarrollo de plataformas autónomas y nuevos sistemas de comunicaciones y almacenamiento y explotación masiva de datos en tiempo real, junto a otras novedades como el uso de la realidad aumentada para el piloto e interfaces avanzadas.

Con este plan, fuentes de la negociación apuntan no solo al impulso de la industria aeronáutica y al de los motores, que participarán en la fase de producción y de desarrollo. Sino que se busca afianzar un sector de desarrollo de sistemas de defensa que luego puedan exportarse.

Desde el Gobierno, la apuesta parece decidida y señalan que la implicación del Ejecutivo socialista ha permitido acelerar en poco menos de un año todos los programas de Defensa que estuvieron parados durante los ocho años de gobierno del Partido Popular. Incluso, apuntan a que el FCAS es la decisión estratégica-militar más importante de los últimos 25 años y que es fundamental la implicación a través de una empresa española al 100% para afianzar la posición al mismo nivel que el de los socios alemanes y franceses.