La jornada laboral media en España se redujo entre 1987 y 2019 en casi seis horas, pasando de 37 a 31,8 horas semanales. Según el estudio elaborado por el Banco de España, el peso del sector servicios y la ganancia de importancia de la parcialidad han sido los principales factores que han situado la jornada entre las 200 y las 300 horas anuales. "Esta disminución refleja, en términos generales, factores comunes a otras economías, como el progreso tecnológico, que ha permitido ganancias de productividad que dan lugar a un aumento de las horas asignadas al ocio a expensas de las destinadas al trabajo", apunta el organismo.

El reto actual, tras un año de la aprobación de la reforma laboral, cuyo principal objetivo es combatir la temporalidad y la precariedad, es que la reducción de las horas de la jornada laboral no traiga aparejada una pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores. De hecho, la entrada en vigor de la nueva norma no ha significado un freno a la caída de las horas de la jornada que, según refleja el informe, "habría retornado a su perfil histórico descendente" tras el fin de las restricciones, momento en el que la caída fue muy elevada por la coyuntura sanitaria, habiendo caído en torno a un 4% en el cuarto trimestre de 2022 con respecto a tres años antes.

Estas modificaciones del mercado de trabajo español, explica la institución, incluyen cambios en la estructura sectorial de la economía, con un aumento del peso del sector servicios, la progresiva incorporación de la mujer al mercado laboral, la tendencia hacia una mayor ratio de parcialidad y el envejecimiento demográfico. Tan solo los trabajadores agrarios y aquellos empleados en la construcción han experimentado un aumento de su jornada laboral en comparación con los años previos a la pandemia. De cara a futuro, el Banco de España concluye que “resulta previsible que el perfil de caída de las horas trabajadas por ocupado se prolongue”.

En concreto, la institución señala que, en los próximos años, el "progresivo" envejecimiento demográfico "ejercerá una presión a la baja sobre la jornada laboral media" al aumentar el peso de los trabajadores de más edad en el conjunto del empleo. Este colectivo tiene de media una duración de jornada menor que la de otras franjas de edad, aspecto que, según el Banco de España, "se verá reforzado por la previsible prolongación de la vida laboral a través del retraso en la edad de jubilación y por los posibles incentivos a la jubilación parcial".

Al mismo tiempo, el organismo que preside Pablo Hernández de Cos espera que los servicios, cuya jornada laboral es menor que la de otros sectores económicos, continúen ganando peso en la actividad, lo que también tendería a reducir la cifra media de horas trabajadas por ocupado.

Diferentes escenarios

A partir de estos resultados, el Banco de España ha planteado distintos escenarios sobre la posible evolución futura de la jornada laboral media.De hecho, la autoridad monetaria señala que, si la economía española convergiese hacia una estructura sectorial como la del promedio de la Unión Europea, aumentaría el porcentaje del empleo en los servicios de no mercado, que son las actividades con jornada laboral inferior. Como resultado, el número de horas trabajadas por individuo al año sería unas dos horas y media menor que el actual.

Por otro lado, atendiendo al supuesto de que las tasas de ocupación por edades permaneciesen constantes, el Banco de España calcula que la estructura demográfica prevista en las últimas proyecciones de población implicaría que en 2033 la jornada semanal media se habría reducido, en comparación con la actual, en casi tres horas al año.  "En los últimos años el envejecimiento demográfico y el retraso en la edad de jubilación han restado dinamismo a este colectivo en favor del de mayor edad, que tiene jornadas laborales más reducidas", resalta el informe. 

En el caso de que la tasa de parcialidad aumentara en España desde el 13,6% alcanzado al finalizar 2022 hasta el nivel de Alemania (un 27,9%, según el último dato disponible, referido a 2021), la jornada anual caería en 121 horas al año o en casi dos horas y media a la semana, lo que supondría un retroceso de más del 7,5%.

Por último, si, por ejemplo, se prolongase el perfil decreciente del porcentaje de ocupados con educación baja en favor del correspondiente a aquellos con educación media, la jornada laboral anual habría aumentado al cabo de once años en torno a tres horas y media, estima la institución.