"La buena evolución de varias de las vacunas en desarrollo contra la Covid-19 ha inyectado una dosis de optimismo en los mercados y en las previsiones para el próximo año", asegura Jordi Sevillasenior advisor de Contexto Económico de Llorente y Cuenca. 

De hecho, Estados Unidos ha anunciado que podría empezar a administrar las primeras vacunas en tres semanas y Europa "irá inmediatamente después". Además, España será previsiblemente el primer país europeo en lanzar la campaña de vacunación conforme al plan aprobado esta semana por el Gobierno.

"Pero aun suponiendo que dispongamos de una vacuna que funcione y seamos capaces de poner en marcha una campaña de vacunación eficaz que acabe con la pandemia en un plazo de 6 a 9 meses, el daño infligido en la economía será duradero. Desde febrero, hemos perdido casi 38.000 empresas, la inmensa mayoría de ellas pymes", alerta el economista. 

"Sin ayudas, hubieran sido más (de hecho, el BCE calcula que un 36% de las empresas españolas habría quebrado de no haber sido por los programas de ayuda pública), pero de cara al futuro debemos ser más ambiciosos" -explica Sevilla- "Si queremos evitar un episodio de cierres y quiebras masivas el año que viene, no podemos quedarnos solo con las medidas operadas hasta la fecha (fundamentalmente, ERTE y créditos ICO)". 

Ayudas directas

Así, el experto avanza que serán necesarias ayudas directas. Ante esto, Sevilla reconoce que el paquete de 10.000 millones de euros destinados al sector del automóvil, con cargo a los fondos europeos, que ha anunciado el Gobierno es una buena noticia. "Contemos también con que algunos impactos de la crisis tardarán en hacerse sentir, lo que refuerza la necesidad de mantener los programas de ayudas y estímulos", pide.

El experto cita el mercado de la vivienda como un ejemplo muy ilustrativo a este respecto: mientras que el PIB español se contraerá cerca de un 12% este año, el precio de la vivienda se incrementará un 2,5%. El impacto de la Covid-19 no llegará hasta 2021, cuando se espera que el precio de la vivienda caiga un 2%. Así lo ha advertido la agencia de calificación Moody’s en un informe reciente.

"La recuperación será lenta", explica Sevilla, porque la crisis nos dejará con un tejido empresarial muy mermado y endeudado, con unos niveles de PIB muy inferiores a los anteriores a la pandemia y con unas cifras de déficit y deuda pública históricamente elevadas. Asimismo, las probabilidades de que recuperemos la senda de la “normalidad” antes del próximo verano y podamos salvar las campañas turística de Navidad y Semana Santa son escasas.

"Si la vacuna funciona y si los consumidores somos capaces de recuperar la confianza y volver a gastar como antes, podríamos salvar la campaña de verano y recuperar los 40 millones de turistas que dejaron de venir este año", recalca esperanzado el economista. 

Transición digital y ecológica

Además de la recuperación, Sevilla aboga por abordar un proceso de transición digital y ecológica vinculado a la recepción de los fondos europeos, especialmente el Next Generation EU. "El impacto transformador de estos fondos será muy dilatado en el tiempo, de modo que sus efectos en la economía real también tardarán en reflejarse", considera.

En España, el retorno de las inversiones realizadas con cargo a esos fondos podría incluso "llegar más tarde" que en otros países de nuestro entorno debido al elevado peso de sectores vinculados a la hostelería y al turismo, en los que un salto estructural en cuanto a calidad, productividad y valor añadido es menos evidente, según Sevilla, experto de Llorente y Cuenca. 

"En cualquier caso, la llegada de los fondos sigue quedando todavía lejos, por el veto de Hungría y Polonia al presupuesto comunitario del que dependen. Veremos cómo termina la negociación, pero parece poco probable que lleguen en la fecha inicialmente prevista, el 1 de enero de 2021". 

Aunque el plan de vacunación funcione, avanza el experto, "los números de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) al final de 2021 serán muy distintos a los que manejamos ahora. Los PGE son relevantes políticamente, en la medida en que apuntalan la legislatura y ponen fin a la anormal situación de vivir, durante varios años, con los presupuestos prorrogados, pero económicamente son unos PGE muy tentativos, sujetos a la incertidumbre y los vaivenes de la crisis pandémica".