Es posiblemente la pregunta que nos hacemos todos. España es uno de los países que tira del carro de una Europa que mira con preocupación a su locomotora, Alemania, sin embargo, parece que estamos pisando el freno del crecimiento. El Banco de España prevé que se mantenga al 0,4 % en este último tercio del año, que equivale a un 1,6 por ciento anual. Es decir, una tasa de crecimiento baja, que no supone una desaceleración pero que se aleja de la cifra del 3% registrada en los años 2015-2016 y del 2% registrado en 2017-2018. 

Pero ¿qué otras cifras nos preocupan? Las de los datos del paro han sacudido los medios de comunicación y agitado a las masas. El SEPE sumó este pasado mes de noviembre 20.525 personas a sus filas, es decir un 0,6% más de desempleados, y registrando el peor mes de noviembre en los últimos seis años. 

Sin embargo, quizá sea el informe “La deuda pública en España”, presentado por el Instituto de Estudios Económicos en colaboración con el Institut Économique Molinari, el que que arroja previsiones preocupantes sobre nuestra economía. 

Según el documento, los recursos para el gasto público se han agotado hoy, 9 de diciembre, bautizado por los analistas como ‘El Día de la Deuda’. ¿Qué significa este hecho? Que España comenzará a generar deuda pública. Es decir, las administraciones tendrán que endeudarse, al menos los próximos 22 días, para abordar lo que queda de año. Una cifra muy por encima de la media europea, que son unos 6 días. Esta situación repercute, además, sobre otros indicadores como el del déficit del país.

De hecho, España es uno de los países con mayor nivel de endeudamiento dentro de la Eurozona: un 97,6% del PIB en el año 2018 y que se prevé sea del 95,8% a cierre del 2019, y el séptimo de toda la Unión Europea.

¿Qué impacto tendrá esta situación? Un elevado nivel de deuda pública afectará al crecimiento económico: “vuelve a la economía más vulnerable ante shocks adversos, reduce el margen para llevar a cabo una respuesta de política fiscal contracíclica y aumenta la incertidumbre sobre el pago de la deuda, amén de que puede desplazar al sector privado del acceso a financiación y modificar el comportamiento de los agentes económicos si estos anticipan futuras subidas de impuestos. Además, los Estados se ven obligados a destinar una parte relevante de sus ingresos al pago de intereses. España destina más del 6% de sus ingresos presupuestarios a la partida ‘servicio de la deuda nacional”, asegura el informe. No hay que olvidar que, somos el tercer país de la Unión Europea donde los ingresos públicos cubren menos gastos. 

¿Hacia dónde nos dirigimos?

Mientras España se encuentra en la cuerda floja y sumida en la incertidumbre política, el Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) advirtió, mediante un informe no vinculante, la pasada semana a la Comisión Europea que deberá endurecer la disciplina fiscal de la zona euro, lo que afecta directamente a las reglas del gasto y el déficit. 

España, actualmente se encuentra en situación de desgobierno, lo que agrava esta situación y os hace más vulnerables, por ello tanto la Comisión Europea, como el Círculo de Empresarios urgen a la formación de un Gobierno. “Podemos seguir repitiendo una y otra vez elecciones, deteriorando cada vez más la confianza de los ciudadanos en la capacidad de la política para resolver nuestros problemas, o bien podemos poner los intereses del país por delante de los partidistas”, insiste el rculo de Empresarios

Ante el desafío que supondría un nuevo Gobierno, el IEEE advierte de que el nuevo ejecutivo debería “aprovechar el momento de bajos tipos de interés, y ajustar el gasto público, y no subir los impuestos” ya que cuando la consolidación fiscal se acomete por la vía del incremento de los impuestos, existe una “una mayor incidencia negativa sobre la inversión privada y la confianza de los agentes, extendiéndose sus efectos negativos durante varios años”. 

Por si acaso y ante la incertidumbre, los españoles hemos optado por reducir el gasto en nuestros hogares. Así lo ha confirmado un informe del Banco de España que asegura que, en el año 2018, el gasto en bienes de consumo y servicios se moderó y se incrementó el ahorro debido a las perspectivas económicas