Las clínicas dentales han vuelto a reabrir sus puertas tras permanecer cerradas durante el estado de alarma, salvo para casos de emergencia, por la crisis del coronavirus. La vuelta se producirá con fuertes medidas de seguridad y con una importante lista de espera de pacientes que no han podido acudir en los últimos dos meses.

Las clínicas cerraron con el decreto del estado de alarma y algunas de ellas incluso aprovecharon la situación para donar todo su material de protección, mascarillas y guantes, al personal sanitario de los hospitales, con el objetivo de apoyar al sistema en la crisis del coronavirus.

El presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos, Antonio Montero, explica: “Solo hemos abierto para las urgencias. En Madrid, por ejemplo, el 95% de las 3.400 clínicas que hay se acogieron a algún ERTE y ahora, en fase 0, han ido abriendo poco a poco y atendiendo, siempre que sea con cita previa”.

Algunas de estas clínicas ya han abierto sus puertas esta semana para atender a todos aquellos clientes que no han podido hacerlo, tomando las medidas de seguridad recomendadas por las autoridades sanitarias. Por un lado, las clínicas han hecho tests serológicos a sus trabajadores para asegurar la salud y seguridad tanto de estos como de los pacientes.

Triaje telefónico a la hora de pedir cita

La siguiente medida consiste en realizar un triaje telefónico en el momento de concertar la cita, con preguntas sobre si tiene o ha tenido síntomas relacionados con el Covid-19 como fiebre, tos, dificultad respiratoria, conjuntivitis, diarrea o estado gripal. Asimismo, también preguntan si ha tenido contacto con pacientes infectados en el último mes o si ha estado con alguien puesto en cuarentena o procedente de regiones altamente endémicas.

En este momento, si se descarta que el paciente tiene cualquier síntoma compatible con el virus, la clínica establece la cita médica y recomienda acudir con puntualidad para evitar la acumulación de personas en el centro médico.

Fuentes de la clínica Faraco Iglesias explican que a la llegada del paciente se vigila su temperatura con un termómetro infrarrojo y este debe lavarse las manos con gel hidroalcohólico. Además, debe ponerse unas calzas en los zapatos y, si tiene que permanecer en la sala de espera, lo hará con aforo limitado, guardando la distancia de seguridad, y sin revistas o folletos.

Otras de las medidas pasan por la desinfección de los elementos de la clínica como pomos y datáfonos y la instalación de purificadores de aire en las zonas no clínicas. Algunas clínicas también han puesto en marcha circuitos para evitar el cruce de sus clientes y han establecido horarios especiales para los mayores de 65 años, uno de los sectores más vulnerables en la crisis del coronavirus.

Una de las consecuencias para las clínicas es que se ven obligados a reducir el número de pacientes diarios para llevar a cabo las tareas de desinfección de forma correcta. Aunque por el momento no conocen cifras económicas sobre el cierre de las clínicas durante el estado de alarma, los dentistas prevén recuperar la normalidad de forma paulatina.