Cada vez son más las historias reales en las que las buenas ideas se materializan con el apoyo de los microcréditos, que facilitan el acceso a la financiación de los colectivos más desfavorecidos. Banco Santander cuenta con varios proyectos de inclusión financiera en países como Brasil, Chile o México que han permitido apoyar a 273.000 pequeños empresarios.

“Tras perder su trabajo, Bernadete alquiló una tienda pequeña donde instaló las dos máquinas de coser que tenía su familia y empezó a confeccionar y vender ropa. Desde hace trece años es cliente del proyecto Prospera en Brasil y ahora tiene su propia casa, una tienda y cuatro empleados. Gracias al microcrédito recibido, pudo comprar las máquinas que necesitaba para ampliar su negocio. Bernadete también ha formado parte del programa de formación financiera Parceiros em Açao y, en octubre de 2018, acudió por primera vez a la Semana de la Moda de São Paulo”.

Esta historia de éxito, extraída del último Informe Anual de Banco Santander, es sólo un ejemplo de cómo un pequeño préstamo permite dar impulso a iniciativas comerciales de personas con escasa capacidad económica y reducir la pobreza en la que se encuentran. Una pequeña tienda de alimentación, un salón de belleza, comida por encargo, venta de artesanía local… Todos ellos negocios impulsados por programas de microcréditos, una herramienta clave para favorecer uno de los grandes retos a nivel global: el crecimiento inclusivo.

El Banco Mundial calcula que alrededor de 2.500 millones de personas no utilizan servicios financieros formales y el 75% de los pobres no tiene cuenta bancaria, lo que aumenta su dificultad de participar del crecimiento y el progreso. “Poder tener acceso a una cuenta de transacciones es un primer paso hacia una inclusión financiera más amplia, ya que permite a las personas guardar dinero y enviar y recibir pagos, además de servir como puerta de acceso a otros servicios financieros”, señalan.

Según un informe elaborado por este organismo, “desde 2010, más de 55 países se han comprometido a implementar la inclusión financiera, y más de 30 de ellos han puesto en marcha o están preparando una estrategia nacional al respecto. La tecnología financiera digital, y en particular el aumento del uso de teléfonos móviles a nivel mundial, han facilitado la ampliación del acceso de las pequeñas empresas y poblaciones difíciles de alcanzar a servicios financieros a un costo más bajo y con menos riesgo”. De hecho, para garantizar que todas las personas puedan tener acceso a los servicios financieros el Banco Mundial ha puesto en marcha la Iniciativa de Acceso Universal a Servicios Financieros para 2020 (UFA2020).

Las iniciativas privadas también están contribuyendo al crecimiento de la inclusión financiera. Este es el caso de Banco Santander, que desarrolla diversos programas de microcréditos en países como Brasil, México Argentina o Chile con el objetivo de ayudar a familias de bajas rentas a acometer actividades empresariales sostenibles que a su vez contribuyan también a generar empleo y renta al resto de la comunidad. En total, la entidad ha apoyado a 273.000 microemprendedores a través de estos programas, que contemplan distintas fórmulas de negocio según sean las circunstancias locales. El saldo vivo en este tipo de préstamos asciende a 160 millones de euros.

“Queremos ayudarles a crear empresas pequeños negocios que son el motor del crecimiento económico y la movilidad social. Pero nuestro objetivo no es sólo ayudar a las personas a abrir cuentas bancarias, sino dotarles de las competencias necesarias para gestionar sus finanzas y para tomar decisiones adecuadas sobre los productos y servicios que les convienen”, apuntan desde el banco.

Principales programas de microcréditos de Banco Santander

Santander cuenta en Brasil con el programa Prospera. Fundado en 2002, esta iniciativa apuesta por un contacto cercano con el cliente. Cuenta con 22 puestos de atención en oficinas y más de 300 empleados entre agentes de crédito, supervisores, gerentes y equipo de apoyo con formación especializada. Más del 70% de estos créditos están destinados a mujeres empresarias que, en grupos solidarios de cinco o seis personas, reciben préstamos por un importe medio de 700 euros, sin necesidad de garantías adicionales. En 2011, Santander Brasil fue el primer banco del mundo que se atrevió a abrir una sucursal en una favela, la Alemao de Río de Janeiro, que por entonces era la más peligrosa de Brasil.

Para Ana Botín, presidenta del grupo, “la introducción de la tecnología digital nos está permitiendo ayudar a más personas. Por ejemplo, en Prospera, hace un año tardábamos diez días en aprobar un préstamo y ahora tardamos sólo diez segundos. En un año hemos ayudado a 100.000 clientes, el mismo número que en los diez años anteriores. A través de Prospera ofrecemos microcréditos y otros servicios de apoyo financiero a personas con rentas muy bajas. La mitad de nuestros clientes están por debajo del umbral de la pobreza y nuestros préstamos son a tipos de interés subsidiados, por importes entre los 100 y los 13.000 reales (de 20 a 3.000 euros aproximadamente)”.

Tuit de Ana Botín

Botín comparte varias de experiencias en la carta del Infome Anual del banco de 2018. “En mi visita a Santiago Tianguistenco (México), conocí a varias mujeres que me contaron como antes los bancos les decían que sus negocios eran demasiado pequeños para que pudieran abrir una cuenta. Ahora, gracias a Tuiio, nuestro programa de empoderamiento financiero en el país, pueden conseguir que sus negocios familiares crezcan. Ofrecemos microcréditos que tienen una tasa de morosidad extremadamente baja. El préstamo se concede de forma conjunta a un grupo de mujeres para financiar sus respectivos negocios. Una mujer me contó que se ahorra cuatro horas al día al no tener que ir hasta Ciudad de México para cobrar a sus clientes. Me enseñó con gran orgullo su tarjeta de crédito Santander -la primera que tenía-como símbolo de su condición de emprendedora”.

El programa Tuiio se ha convertido en uno de los proyectos de mayor éxito y esperanza para la inclusión financiera de las clases desfavorecidas del país. Los microemprendedores se reúnen en grupos de 8 a 40 personas, con edades de entre 20 y 75 años, y solicitan el préstamo para desarrollar un pequeño negocio comercial o mejorar sus actividades con inversiones que les permitan generar más ingresos de modo recurrente. Los microcréditos de Tuiio son de cantidades tan pequeñas como 4.000 pesos mexicanos (171 euros) y se pueden renovar fácilmente en 1.300 puntos de venta en todo el país, tanto en sucursales físicas de Santander como en cajeros automáticos multifunción. El banco anunció el año pasado que su objetivo es financiar a 280.000 emprendedores mexicanos en los próximos cuatro años. Tuiio cuenta con 22 sucursales especializadas que pronto serán 40 y el 91% de los microcréditos son para mujeres.

“Esto es banca responsable en acción: ayudar a que las personas puedan hacer realidad sus sueños, apoyar la creación de nuevos puestos de trabajo y nuevas oportunidades, y de esta manera de compartir beneficios del crecimiento económico”, señala Botín.  “Estamos orgullosos de lo que hemos conseguido, pero queremos hacer más. Nuestra intención es impulsar más iniciativas en los próximos años para conseguir beneficios que revierten a toda la sociedad”.