El proyecto de la verificación de pago, o lo que es lo mismo Twitter Blue, se paraliza indefinidamente. Elon Musk ha anunciado, precisamente desde su perfil oficial en la que ahora es su red social, que interrumpe sus planes para cobrar 7,99 dólares mensuales a los usuarios que quieran mantener el tick azul a la derecha de su nombre. Así será hasta que exista un “alto nivel de confianza” que eluda las avalanchas de cuentas suplantadas que pagaron la primera cuota del plan.

Antes de este anuncio, el propio dueño de la compañía marcaba en rojo el próximo 29 de noviembre como fecha de lanzamiento de Twitter Blue. Sin embargo, varios días después, asumió como imposible que el proyecto llegara intacto a esa fecha. Lo que sí ha adelantado es que se utilizará un tono en el color de la verificación diferente para las personas y otro para las organizaciones.

En cualquier caso, Musk utilizó su perfil oficial para anunciar una nueva ralentización en sus planes. “Se pospone el relanzamiento de Blue Verified hasta que haya un alto nivel de confianza para detener la suplantación de identidad”, escribió en la madrugada española, adelantando la estrategia de diferenciación entre perfiles particulares y de organizaciones.

Musk: “Probablemente establezcamos un color diferente del tick para distinguir organizaciones e individuos”

El modelo de pago que ha intentado implantar el multimillonario sudafricano habría sido suspendido después de allanar el camino a infinidad de usuarios que adquirieron la verificación para suplantar a empresas, organizaciones de prestigio e incluso personajes públicos, atentando gravemente contra su reputación. De hecho, varias personalidades denunciaron públicamente la suplantación.

Twitter Blue incluía funciones adicionales a las que sólo los suscriptores podían acceder. Así lo era, al menos hasta que dejó de estar en funcionamiento. Los usuarios que pagasen los 7,99 dólares podrían personalizar el icono de la propia aplicación, así como el tema de su cuenta, activar el modo lectura o crear carpetas con diversas píldoras guardadas desde el propio perfil. Además, tenían la potestad de acceder en exclusiva a nuevas funciones de prueba, como la tan ansiada edición de los tuits o la considerable reducción de la publicidad en el time line.

La mayor polémica en torno a este nuevo modelo de la compañía ya no solo era la resignificación de la insignia azul, que comportaba notoriedad, notabilidad, credibilidad y, por supuesto, autenticidad. Es decir, Twitter Blue liquidaba de un plumazo esta ristra de adjetivos para las cuentas verificadas, que pivotarían hacia perfiles que simplemente pagan una suscripción para tener ciertos beneficios artificiales.

Una hora después del anuncio, el propio Elon Musk agregaba un nuevo tuit a su time line, algo más críptico pero que guarda relativa vinculación con el mismo. “La táctica del error”, escribía el multimillonario en su red social, antes de compartir una gráfica con datos de nuevos usuarios registrados la semana pasada.