Un 28 de junio de 1971, en la ciudad de Pretoria de Sudáfrica y en pleno Apartheid, nacía Elon Reeve Musk, al que el mundo conocería en 2022 como el hombre más rico del planeta. “Elon Musk es cofundador y director de Tesla, SpaceX, Neuralink y The Boring Company”, reza la página web oficial de Tesla, pero el magnate se ha convertido en mucho más que eso. Especialmente, tras haber adquirido una de las herramientas digitales más potentes de este siglo: Twitter.

De familia privilegiada y con una infancia complicada

Lejos de ser una de las familias maltratadas por la segregación imperante en el país sudafricano hasta 1992, su color de piel y su buena condición económica, convertían a la familia Musk en unos de los privilegiados de Pretoria. Hijo de un ingeniero y de una modelo, Elon Musk tuvo que hacer frente a otras lacras distintas al racismo propio del país y de la época. Errol Musk, padre del ahora multimillonario, era un maltratador y su víctima habitual era su mujer, Maye Musk, madre de la familia.   

A partir de los 10 años, el joven Musk comenzó a interesarse por los ordenadores para refugiarse del divorcio de sus padres y de su falta de sintonía con sus compañeros de pupitre. Se ha llegado a decir que el ahora multimillonario estuvo martirizado y sufrió bullying por parte de sus compañeros de colegio, que le tildaban de “rarito” y de “loco”. De hecho, en una entrevista a Agence France-Presse (AFP), Errol Musk recordó que su hijo tuvo que ser hospitalizado porque un compañero de clase le tiró por las escaleras. No obstante, el progenitor también señaló que el joven Musk le había hecho un comentario hiriente a su compañero, cuyo padre se había suicidado.

Quizás esa infancia complicada es la que marca las histriónicas maneras del magnate a la hora de gestionar las compañías que lidera. O puede que el dueño de Tesla y de Twitter, cuya empresa ha comprado por 44.000 millones de dólares, simplemente venga así de fábrica.

Twitter, el nuevo entretenimiento del magnate

Desde que Musk anunciará que iba a adquirir Twitter, la polémica ha estado servida. La última acción controvertida del sudafricano ha sido llevar a cabo un despido masivo entre los trabajadores de la red social. El propio multimillonario colgaba un tuit asegurando que se había procedido a una reducción drástica de la fuerza laboral debido a que "no había otra opción".

"A todos los que han sido despedidos se les ha ofrecido tres meses de indemnización, que es un 50% más de lo requerido legalmente", defendía Musk. No obstante, el dueño de la red social del pájaro azul se enfrentará a una demanda de varios extrabajadores de Twitter, que consideran que el despido de la compañía es improcedente puesto que habría violado las leyes federales y estatales, al no haber avisado con al menos 60 días de antelación.

Durante la tarde del pasado 3 de noviembre, la empresa cerró sus oficinas y suspendió el acceso a las tarjetas de identificación y a los ordenadores de trabajo de miles de empleados. Esta es la manera en la que los trabajadores han sabido que su futuro ya no estaba en la compañía, pues al intentar acceder a sus ordenadores cedidos por la red social aparecía un mensaje de error. Al día siguiente, aproximadamente la mitad de la plantilla recibía este mensaje: "Equipo, en un esfuerzo por colocar a Twitter en un camino saludable, pasaremos por el difícil proceso de reducir nuestra fuerza laboral global el viernes". Así, el multimillonario iniciaba su plan de eliminar alrededor de 3.700 puestos de trabajo de Twitter, una compañía formada en total por 7.500 empleados.

Otra de las recientes polémicas de Musk fue su propuesta, a través de distintos tweets, de entregar formalmente Crimea a Vladimir Putin para así acabar con la guerra en Ucrania. Una sugerencia que fue acogida con satisfacción por el Kremlin y que generó consternación en Kiev.

Dicha situación va muy en línea con la defensa absolutista que realiza el multimillonario de la “libertad de expresión” y su empeño en permitir todo tipo de discursos. De hecho, esa es la razón por la que el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, ha instado recientemente al nuevo propietario de Twitter a garantizar que los Derechos Humanos sean fundamentales para la gestión y desarrollo de la plataforma.

Türk también se ha encargado de recordar al empresario que cuenta con una enorme responsabilidad, dado el "papel influyente de la plataforma como espacio digital". Un aspecto que recuerda a cuando Musk se dedicó a asegurar que restauraría las cuentas de personas que habían sido expulsadas por vulnerar las normas de Twitter, incluyendo la de Donald Trump después de que el exmandatario estadounidense animase a sus simpatizantes a asaltar el Capitolio.

En definitiva, está por ver cómo actuará el propietario de Twitter con su nuevo juguete: una de las redes sociales más influyentes en la opinión pública global y que, según datos de 2021, cuenta con un total de 199 millones usuarios activos.