La planta de Ford en Almussafes (Valencia) y el sindicato mayoritario en dicho espacio, UGT, han consumado un acuerdo en la tarde de este martes, en el que se exponen las condiciones del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en la factoría valenciana. En concreto, dicho ERE afectará a 1.144 trabajadores, en torno a un 20% de la plantilla total de la planta.

En concreto, Ford ha accedido a rebajar la edad de prejubilación hasta los 53 años con el objetivo de crear una bolsa suficiente que evite los despidos forzosos de sus empleados. Además, dichos trabajadores tendrán un complemento del 70% y del 75% de los salarios en función de su edad. Este programa de bajas incentivadas ha aumentado la indemnización de los 20.000 euros a los 40.000 euros brutos para aquellos trabajadores que dejen la empresa antes del 30 de junio.

No obstante, la edad de prejubilación fijada en los 53 años no es algo nuevo. Ya este lunes, la compañía presentó la propuesta en consonancia con lo que solicitaban los sindicatos, sin embargo, las condiciones de la compañía eran diferentes a las del resto de trabajadores más mayores. Así pues, los sindicatos rechazaron la propuesta y la dirección de la planta adelantó que, tal y como ha sucedido, este martes presentaría una oferta final.

Combustible, eléctrico y empleo

El acuerdo, secundado por ambas partes, llega en el mes en que la factoría valenciana dejará de fabricar algunos modelos de coche basados en el diésel y la gasolina debido a que la multinacional está acelerando su apuesta por la electrificación total de sus vehículos de pasajeros en 2030 y de todo su catálogo en 2035, fecha en la cual la Unión Europea (UE) ha puesto el límite para la comercialización de vehículos de gasolina y gasóleo.

De hecho, el único modelo que estará en producción será el del Ford Kuga, dado que es el vehículo con mayor peso en el mercado actualmente, al menos hasta la fabricación de los nuevos modelos eléctricos que se han asignado a la planta de Almussafes.

De hecho, la factoría fue elegida por Ford para producir la nueva plataforma de vehículos eléctricos a partir del 2025, una decisión que vino a asegurar la continuidad de la producción, y por ende de los empleos, durante los próximos dos años. La dirección también explicó que la transformación de la cadena de producción supondría un redimensionamiento de la plantilla ya que la fabricación de los vehículos eléctricos requiere de menor mano de obra.

Sin embargo, la planta de Ford de Almussafes se encontraba en una situación complicada en el momento de la subasta de los dos nuevos modelos eléctricos por el cierre de plantas y los despidos que la compañía ya había efectuado en Europa. La incertidumbre ponía en peligro, en ese momento, a la planta española, que cuenta con 25.000 empleos indirectos gracias a las industrias auxiliares.

La transición hacia el vehículo eléctrico

La decisión de Ford responde al proyecto de reglamentación del Parlamento Europeo por el que prohíbe la venta de coches nuevos con motor de gasolina o diésel a partir de 2035. El fin de la venta de los vehículos nuevos con motor de gasolina o diésel fue la primera propuesta aprobada del paquete fit for 55 comunitario, con el que la Unión Europea pretende reducir precisamente el 55% de las emisiones en el horizonte 2030. El plan europeo para reducir las emisiones a la atmósfera cuenta con dos plazos diferentes para frenar las emisiones a la atmósfera de los vehículos particulares.

En primer lugar, hasta 2030, el objetivo es reducir las emisiones de CO2 del 55% para los coches de nueva producción puestos a la venta, así como reducir el 50% de las emisiones de las furgonetas y furgones. En segundo lugar, desde 2030 a 2035, la normativa contempla la eliminación total de los turismos y furgonetas nuevas con motor de diésel o gasolina.

Con estos plazos, el Parlamento Europeo ofrece un periodo de adaptación de 12 años a la industria para impulsar finalmente el vehículo eléctrico que, a día de hoy, todavía tiene detractores o reticencias desde el sector. Así, en 2035 todos los vehículos nuevos que salgan a la venta deben ser de emisión cero, es decir, las automovilísticas no podrán ofrecer en sus concesionarios vehículos de combustión de gasolina o diésel. Un periodo de adaptación en el que ya piensa Ford y que ha hecho que la compañía prescinda de casi un 20% de los trabajadores de la planta valenciana.