El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) ha dictado sentencia sobre el futuro de Celsa. El juez ha dado el visto bueno a la homologación del plan de reestructuración propuesto por los acreedores de la compañía, con Deutsche Bank a la cabeza, que les convierte directamente en accionistas de la empresa en sustitución de la familia Rubiralta, fundadora del grupo siderúrgico y hasta ahora propietaria de la compañía. La justicia ha dictado sentencia a favor de los fondos de inversión que han diseñado el plan de reestructuración de la compañía, entre los que se encuentran Houlihan Lokey, SPV, Cross Ocean, Sculptor, Golden Tree, Capital Group, Attestor o Deutsche Bank entre los principales acreedores de la siderúrgica, la mayor empresa del sector a nivel nacional.

La sentencia del TSJC supone un cambio en el control de Celsa, ahora en manos de la larga lista de acreedores encabezada por Deutsche Bank. El juez ha dado el visto bueno al plan propuesto por estos fondos en su resolución, "al entender que este reúne todos los requisitos legales dado que el importe de la deuda es muy superior al valor de la compañía y que, con la propuesta de los acreedores se asegura la viabilidad del Grupo Celsa". Una decisión tomada, según su justificación, en base a motivos de rentabilidad con el objetivo de reducir la deuda del grupo siderúrgico líder en España. 

La sentencia se ha hecho pública este lunes tras meses de incertidumbre y rumores sobre el futuro de la compañía dedicada al sector siderúrgico. En julio, hace apenas dos meses, se celebró un juicio de oposición a la homologación de dicho plan de reestructuración por parte de la familia Rubiralta, propietaria y accionista de Celsa en el que defendieron la solvencia de la compañía familiar. No obstante, el juez ha entendido como mejor opción de futuro el plan presentado por los fondos para salvaguardar el futuro de Celsa.

Los fondos de inversión no han tardado en celebrar la decisión tomada por el juez este lunes y reconocen que la aprobación de su plan de reestructuración es un “paso crucial” para la viabilidad futura de la compañía. En un comunicado hecho público, los fondos liderados por Deutsche Bank celebran que, gracias a la decisión del juez, pasarán a tener el 100% del capital del grupo siderúrgico, con el consecuente control sobre la compañía española.

En concreto, los fondos se harán con la totalidad del capital de la compañía "mediante la capitalización de 1.352 millones de euros de deuda convertible y parte de la deuda jumbo y la extensión en cinco años de los vencimientos de la deuda restante". Una justificación, de nuevo, motivada por el objetivo de reducir la deuda financiera del grupo de la familia Rubiralta. Para los nuevos propietarios de la empresa siderúrgica, el plan "reduce los niveles de endeudamiento por debajo de los propuestos anteriormente por la empresa", lo que permitirá al grupo situarse en una posición solvente. Y es que el grupo tendría, a día de hoy, alrededor de 2.400 millones de euros pendientes de pago en créditos financieros.

Mantener el empleo, clave para la nueva Celsa

Los fondos defienden que ahora Celsa estará en manos de “instituciones financieras de prestigio internacional con acceso a capital, una amplia experiencia de gestión en empresas europeas y un horizonte de inversión a largo plazo". En esta línea, defienden que su plan para salvaguardar el futuro de Celsa mantiene también la protección para los trabajadores del grupo. Y es que este es, según los fondos, uno de los principales pasos en el camino hacia la nueva Celsa, que se abre a trabajar “con todas las partes interesadas para implementar el plan con la máxima celeridad y asegurar el empleo”.

Parte del plan de reestructuración de la empresa pasa también por cambios en el consejo de administración de la compañía. Así, los fondos diseñarán un nuevo consejo con perfiles que consideran “muy respetados y de categoría mundial” frente a la situación actual, con la familia Rubiralta hasta ahora a los mandos. Uno de los primeros objetivos del nuevo consejo de Celsa pasa por convertir a la compañía en un “líder europeo del sector”.

El mantenimiento de los puestos de trabajo del grupo siderúrgico español es una de las líneas rojas para los sindicatos, sean quienes sean los dueños de Celsa. Así lo ha recordado el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, que ha centrado el objetivo en “mantener la integridad del grupo” y asegurar los puestos de empleo. “Más allá de la propiedad, la consolidación de los puestos de trabajo y el mantenimiento del grupo, sin segregaciones" -ha manifestado el líder sindical- "Lo más importante no es el capital, son los puestos de trabajo".