Según informa hoy El Confidencial, el CEO de Ferroglobe, Pedro Larrea, habría comunicado al presidente de la compañía, Javier López Madrid, su dimisión a finales de año. Sin embargo, ElPlural.com ha contactado con la compañía, que desmiente totalmente la información y asegura que el ejecutivo no ha mostrado ninguna intención de abandonar la compañía.

Así, Pedro Larrea seguirá ocupando su puesto en Ferroglobe, la filial metalúrgica del grupo. Según El Confidencial, Larrea es un hombre de confianza de la familia Villar Mir y amigo personal de Javier López Madrid. Habría sido este quien hubiera frenado la dimisión del CEO en un momento crítico para la empresa.

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La compañía ha desmentido esta dimisión pero sí es cierto que ha habido cambios en su plana ejecutiva en el último año. Así, Javier Monzón, amigo de López Madrid y actual presidente no ejecutivo de Prisa y Openbank, abandonó Ferroglobe en febrero de este año tras más de tres años en el Consejo de Administración. También Phillip Murnane, director financiero, abandonó la compañía en el mes de julio y Pierre Vareille, que renunció en la primera mitad de 2019.

Ferroglobe, cotizada en la bolsa estadounidense, ha tenido problemas con los acreedores por el desplome de su cotización en un 62% en tan solo una jornada bursátil en noviembre de 2018. Eso provocó varias demandas de accionistas por información presuntamente falsa o incorrecta contra la compañía y contra algunos de sus ejecutivos, según El Confidencial.

Además, los resultados del último trimestre de 2018 fueron menores a lo esperado. Por lo que Ferroglobe está llevando a cabo un plan de ahorro de costes para enderezar los resultados económicos del grupo. Esto incluye el traslado de la sede de Londres a Madrid, así como la reducción de la producción de algunas plantas y la venta de filiales como Ferroatlántica.

A pesar de esto, el mercado aún no confía en la compañía por la caída en el precio de los metales y su cotización cae un 50% en lo que va de año. Ferroglobe llegó a valer más de 2.000 millones de dólares en sus mejores años, muy lejos de la cifra de capitalización actual, en los 132 millones.