Gracias a la carencia la cuota mensual de una hipoteca puede abaratarse muchísimo, hasta el 50%, porque solo pagamos intereses y no amortizamos nada de capital. Pero esto significa que nuestra deuda con el banco no se reduce y, cuando pasen esos 2 años, seguiremos debiéndole al banco el mismo dinero que hoy, a pesar de haberle pagado una cantidad todos los meses. Así, estamos alargando la hipoteca 2 años y aumentando el coste total del préstamo.
Ejemplo de carencia
En el caso de una hipoteca media de 150.000 € a 25 años con un interés de Euribor + 1%:
Hipoteca de 150.000 € | Devolveremos al banco... | Intereses pagados | Coste de la carencia* |
Pagamos 25 años sin carencia | 181.285 € | 31.285 € | 0 € |
Carencia después de 1 año pagando | 185.665 € | 35.665 € | 4.380 €** |
Carencia después de 5 años pagando | 185.014 € | 35.014 € | 3.729 € |
Carencia después de 10 años pagando | 184. 139 € | 34.139 € | 2.854 € |
*Suponiendo que en los próximos 25 años el Euribor se mantenga estable al valor actual (0,562%).
**Durante los primeros años de hipoteca se pagan más intereses que capital. Por eso es cuando la carencia sale más cara.
Desventajas de la carencia
- Aumenta el total a pagar.
- La hipoteca se alarga 2 años.
- Resulta más cara cuantos más años de hipoteca queden por pagar.
- Después de esos 2 años de "gracia", la cuota vuelve a ser la que era de repente, de un mes a otro.
Consejos antes de aceptar
- Hablar con el banco para llegar a otra solución menos cara como, por ejemplo, alargar el plazo de la hipoteca.
- Si creemos que nos recuperaremos económicamente antes de los 2 años, podemos pedir una carencia de un plazo inferior al ofrecido por el banco. O preguntar si, en caso de aceptar 2 años de carencia pero recuperarnos antes, podremos volver a la cuota normal cuando queramos, para evitar pagar intereses de más.
- Hemos de ser muy conscientes de que, después de 24 meses, la cuota volverá a ser la que era, sin más tiempo ni ningún preaviso, por lo que debemos usar esos 24 meses para recuperarnos económicamente o, al menos, ahorrar para poder pagar a partir del mes 25.
En definitiva, la carencia de capital es un alivio momentáneo pero no una panacea, que debe ser contratado con plena consciencia de su carácter temporal. El hipotecado, entonces, debe usar ese "paréntesis" de menor pago para recuperarse económicamente y volver a ser capaz de llevar al día el pago de la deuda contraída.
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