Algo se mueve en el sector bancario. Tras la absorción del Banco Popular por parte del Banco Santander, Bankia dio este martes el paso de fusionarse con Banco Mare Nostrum (BMN), tras valorar la entidad en 825 millones de euros. Una vez más, otro banco desaparece, y cada vez quedan menos.

Un proceso que arrancó el 30 de marzo del 2009, cuando el Banco de España intervino la Caja Castilla-La Mancha, ante su difícil situación y la falta de liquidez, que un Consejo de Ministros extraordinario palió con un decreto ley para inyectarle fondos. Finalmente, en el mes de noviembre, la caja castellanomanchega es absorbida por Cajastur.

De hecho, el Banco Mare Nostrum que ahora pasará a formar parte de Bankia, a su vez, estaba formado por la fusión de cuatro cajas: Caja Murcia, Caja Granada, Caixa Penedès y la balear Sa Nostra. Una fusión realizada en 2010 con la inyección de 915 millones por parte del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria.

Cuando todo el proceso empezó con la Caja de Castilla-La Mancha, en el año 2009, existían 45 cajas de ahorro en el territorio español, y una docena de bancos. El panorama es bien distinto tras la reestructuración bancaria. Las antiguas cajas de ahorros, con su origen en los montes de piedad, han desaparecido para convertirse en bancos, con sólo dos excepciones: Caja Ontiyent y Caja Pollença.

Por su parte, el sector bancario está concentrado en torno a las cinco grandes entidades: Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell, que acaparan el 72% del mercado, como recuerda La Vanguardia. Para el resto, las únicas opciones son la implantación territorial o de nicho de negocio.

Por ejemplo, Bankinter se ha centrado en la banca privada y de pymes, mientras que Kutxabank vive de su fuerte implantación en Euskadi, de una manera paralela al poderío de Unicaja en Andalucía o Ibercaja en Aragón, mientras que Liberbank se dedica también al mundo territorial pero de una manera más dispersa. Y aquellos bancos que en su pasado se dedicaban al nicho territorial, como Banco Pastor, Asturias, Guipuzcoano, o Valencia entre otros ya han desaparecido.