El Fondo Monetario Internacional ha hecho pública sus predicciones de crecimiento para la economía mundial y por primera vez desde 2016 su pronóstico es de revisiones a la baja a nivel global.

El Fondo rebaja su anterior previsión para 2018 y 2019 de un 3,9 % de crecimiento de todas las economías del planeta en dos puntos hasta un 3,7% y las causas de este deterioro son básicamente originadas por el enfrentamiento comercial iniciado por los Estados Unidos y el deterioro de las economías de los países emergentes.

En una simulación con los datos actuales calcula una caída del PIB mundial de 0,8% para 2020.

Estados Unidos también se ve afectada por el recorte en un 0,2% en 2019, para la eurozona estima un PIB del 2,0% desde el 2,2% previo en el año en curso y China tampoco se libra de los efectos negativos previstos por el Fondo Monetario Internacional con una previsión de crecimiento del 6,2% en 2019 desde un 6,4%.

Un panorama económico al menos inquietante y todo él provocado desde Estados Unidos principalmente por la deriva proteccionista del gobierno de Trump que pretende acabar con el modelo anterior de libre comercio, pero también por el alza de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal y el consecuente fortalecimiento del dólar.

El Fondo Monetario Internacional no goza precisamente de un alto prestigio en los mercados en lo que se refiere a previsiones económicas. Habitualmente no se les considera precisas ni ajustadas, de hecho, suelen pasar desapercibidas en el mundo de los inversores profesionales, pero en esta ocasión si en algo van a fallar es en quedarse cortas.

El foco del incendio se ha iniciado ya en los llamados países emergentes, destino de inmensos flujos de inversión en los momentos de bonanza gracias a las elevadas tasas de crecimiento que estos países experimentan en estas circunstancias.

En la fase del ciclo económico en el que nos encontramos con un ajuste al alza de los tipos de interés en Estados Unidos y una divisa norteamericana más fuerte, estos países largamente endeudados en dólares, sufren las consecuencias negativas del encarecimiento de su deuda, sus balanzas por cuenta corriente se deterioran, sus proyectos de inversión en desarrollo interno se frenan y el crecimiento pasa de cifras de dos dígitos en algunos casos, a números negativos.

Pero en esta ocasión debemos añadirle el agravante de los obstáculos provocados por la imposición de aranceles de importación de sus productos por parte de Estados Unidos o al menos la intención de implementarlos.

 Solo la declaración de intenciones de trastocar el modelo hasta ahora vigente de libre comercio ha sido suficiente para desencadenar una crisis de mercados que ha traído consigo la caída precipitada de la cotización de las divisas de la mayoría de estos países, así como el derrumbe del precio de las principales materias primas tanto agrícolas como industriales.

gráfico economía

Índice MSCI de países emergentes en USD

El índice MSCI de países emergentes que mide el comportamiento de las bolsas de éstos ha experimentado una caída superior al 20% desde principios de año, momento en el que Trump comenzó su diatriba contra el modelo de relaciones comerciales hasta el momento existente, el que, según sus propias palabras había estado situando a Estados Unidos en desventaja económica con prácticamente el resto del planeta porque en realidad ningún país salía bien parado de su discurso.

Comenzó y sigue con sus vecinos Canadá y México derogando el acuerdo de libre comercio NAFTA, lanzó una amenaza contra Europa y su industria automovilística, todavía no llevada a efecto pero que pende todavía como espada de Damocles sobre la economía europea, pretende lo mismo con Japón, India, Turquía y otros países emergentes y tiene como gran objetivo frenar las importaciones de China que suponen nada menos que 600 billones de dólares y que ha sido el motor de la economía mundial en ya más de una década.

Una crisis generalizada de los países emergentes con el efecto contagio consiguiente podría llevarnos a un periodo de recesión global.

No hay más que mirar un poco hacia atrás y echarle un vistazo a la ocurrida en los países emergentes asiáticos en el año 1998 que comenzó en Tailandia se extendió a los países del sureste asiático y trajo consigo una crisis financiera global que se llevó por delante a bancos y fondos de inversión de todo el mundo.

De momento estamos asistiendo a una demolición controlada que ha empezado con el abrupto ajuste a la baja de las divisas de los países emergentes  , seguida de la construcción de un muro de contención a base de desproporcionadas subidas de tipos de interés ,casos de Turquía, India y México , (alzas de tipos que traerán efectos restrictivos en sus economías) y de fondos de ayuda suministrados  por el FMI, caso de Argentina ,que ya ha recibido nada más y nada menos que  57 mil millones de dólares para frenar la sangría del peso que ha caído un 127% desde principios de año.

Índice MSCI de países emergentes en USD

Peso argentino

Pero el peligro de las demoliciones, aún en las controladas, sigue estando vivo hasta el último momento.

Efectivamente, es una cuestión de tiempo. La Reserva Federal consciente de ello ha modelado su discurso dando a conocer al mercado que su política de subidas de tipos será gradual. Los países emergentes necesitan tiempo para ir colocando andamios, retirando los escombros y proceder de manera ordenada al desmantelamiento de la estructura. 

Pero, como decía al principio, en esta ocasión tenemos un elemento descontrolado e imprevisible en la figura del presidente de los Estados Unidos que si no tiene la inteligencia ni la habilidad requerida para el manejo de situaciones de estas características podría dar al traste con todo este delicado proceso, simplemente dándole al “enter” de su ordenador o teléfono móvil para publicar un tweet. 

El peligro ya no es en el botón nuclear como lo era en la guerra fría sino en el teléfono móvil de Donald Trump.