La movilidad laboral de los españoles no se ha frenado durante la pandemia, tal y como desvelan las cifras oficiales. Según la última estadística de la Agencia Tributaria, Movilidad del mercado de trabajo en las fuentes tributarias, más de 250.000 trabajadores cambiaron su residencia a otra comunidad autónoma en 2020. El caso de Castilla-La Mancha destaca entre el resto de regiones, y especialmente frente al resto de la España vaciada.

Según las cifras, Castilla-La Mancha ha recibido a lo largo de 2020 más trabajadores procedentes de la Comunidad de Madrid de los que se han ido. Es decir, cerró el año con un saldo neto positivo de empleo. Durante el peor año de la pandemia, no solo pudo contener la pérdida de trabajadores, sino que recibieron una gran cantidad de empleados procedentes de Madrid.

A nivel nacional, se trata de la cifra más alta de movilidad de toda la serie histórica, desde que se elabora el análisis del organismo, y es también un 50% más que el año anterior. A los flujos de entrada habituales hacia la Comunidad de Madrid y Cataluña se suman otras tendencias derivadas de la pandemia, como es el trasvase de trabajadores de la capital a las ciudades y provincias de Castilla-La Mancha.

Factores como la cercanía, el teletrabajo, la aplicación de medidas laborales como los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y el refuerzo de las plantillas públicas han favorecido esta tendencia. Y es que muchos ciudadanos buscaban la comodidad y seguridad de zonas menos pobladas que las grandes ciudades y capitales de provincia españolas.

Castilla-La Mancha, la excepción de la España vaciada

Madrid sigue siendo la autonomía con mayor movilidad, con los mayores flujos de entrada de empleados -más de 60.000 trabajadores-, así como los mayores flujos de salida, con alrededor de 57.000 empleados. Sin embargo, a pesar de registrar un saldo positivo, las cifras difieren en parte de lo que ha ocurrido otros años. Cataluña supera a la comunidad por recepción neta de trabajadores, con un saldo positivo de 6.200; seguida de la Comunidad Valenciana, con 4.064 empleados. Ambas por encima de Madrid.

Es aquí donde aparece Castilla-La Mancha, la excepción de lo que ocurre en la llamada España vaciada. Andalucía, Castilla y León y Extremadura registraron los peores saldos negativos de empleo en 2020, una tendencia que difiere de lo que ocurrió en la comunidad castellano-manchega, que cerró el año con un saldo neto positivo.

Este trasvase de trabajadores es especialmente importante ya que, tal y como desvela el INE en la última Estadística de movilidad laboral y geográfica, solo el 2,1% de los trabajadores cambió su municipio de residencia en 2020, la menor cifra de toda la década. La incertidumbre y las propias restricciones a la movilidad para frenar el avance del coronavirus mantuvieron la tendencia en mínimos de hace diez años.