El precio de la gasolina y el gasóleo ha bajado esta semana por primera vez en lo que va de año después de once semanas consecutivas en ascenso. Después de batir todos los récords por el encarecimiento del petróleo, consecuencia de la guerra de Ucrania, el precio desciende hasta situarse en 1,813 euros el litro de gasolina y en 1,797 euros el del diésel. 

La gasolina ha bajado esta semana un 1,68%, lo que supone un descenso apenas imperceptible en el consumo real. El precio se situaba la semana pasada en 1,844 euros/litro, por lo tanto, la bajada experimentada supondrá una diferencia de tres céntimos por litro. En consecuencia, un coche que tenga un depósito de 50 litros, si quisiese acudir a la gasolinera a respostar y llenar el deposíto, se ahorraría 1,5 euros. A pesar de esta mínima bajada, la gasolina sigue en máximos históricos. Este año se ha encarecido ya un 22,58% y llenar el depósito es un 37,24% más caro que hace justamente un año.  

El caso del diésel es aún más dramático. La bajada que ha experimentado el gasóleo es únicamente del 1,1%. El precio de la semana pasada se situaba en 1,817 euros/litro, por consiguiente, la bajada que ha experimentado es de dos céntimos por litro. De esta manera, un coche que tenga un depósito de 50 litros, si quisiese acudir a la gasolinera a respostar y llenar el deposíto, se ahorraría 1 euro. Esta bajada es menor que la de la gasolina y la subida anual que experimenta el diésel, 33,4%, es bastante superior. Esto lo podemos ver representado en el coste de llenar el depósito, que es un 50,75% más costoso que en las mismas fechas del año anterior.

Esta bajada en el precio de los combustibles se produce a pesar del encarecimiento del barril de Brent, que tras el comienzo de la guerra en Ucrania escaló hasta los 131 dólares, luego se colocó por debajo de los 100 dólares y desde esta semana se ha mantenido en torno a los 120 dólares. Esto responde a que el precio de los carburantes no solo depende del precio del barril, sino también de su cotización específica, la evolución del crudo, los impuestos, el coste de la materia prima y de la logística y los márgenes brutos. De este modo, la evolución en la cotización del crudo no se traslada directamente a los precios de la gasolina, sino que lo hace con un decalaje temporal. Esto es lo que conocemos como el efecto pluma y el efecto cohete, lo que quiere decir que los precios suben rápidamente (cohete), pero tardan mucho en bajar (pluma).